Fue ejecutado por el bando sublevado tres meses después de acabada la guerra.
Una vez ascendido a teniente coronel, en 1920, ocupó diversos cargos administrativos en los gobiernos militares de Huesca y Madrid.
Al año siguiente cesó en el puesto, continuando en diversos destinos, la mayoría de carácter administrativo o de instrucción dentro del Ejército.
Visitó Córdoba en mayo de 1935, acompañado por su ayudante, el comandante de Estado Mayor señor Alonso y departió unas horas con su cuñado Francisco Perea Blasco.
Destinado en el Frente del Norte, el fracaso de las operaciones militares y las represalias dentro del Ejército Popular por parte de los comunistas le llevan a prisión hasta que en mayo de 1938,[2] bajo el gobierno de Juan Negrín, es liberado y destinado como comandante militar en Madrid.