Ante la insistencia del general Franco, de la urgente necesidad de transportar a las tropas del norte de África para poder actuar como refuerzos y consolidar los avances conseguidos en la península por los sublevados, se planeó una acción en principio descabellada, por la falta total de escoltas y por el desconocimiento del general del Ejército de tierra, que no valoraba en principio las diferencias entre la escuadra gubernamental y las unidades disponibles en ese momento para los sublevados [cita requerida], el cañonero Eduardo Dato, el guardacostas Uad Kert y el viejo torpedero T-19, que iban a ser la única escolta del convoy.Según Michael Alpert la decisión del general Franco no era tan descabellada, sino que se basaba en su confianza «en la hasta entonces desconocida eficacia de la aviación contra una flota de guerra en alta mar y en la impericia de las dotaciones republicanas, las cuales, según los observadores, navegaban en zig-zag y huían en cuanto eran atacadas».[3] Anteriormente al embarque de tropas en los mercantes, se produjeron conversaciones entre el comandante del Eduardo Dato, el general Alfredo Kindelán, y Francisco Franco, en las cuales, se le expuso la posibilidad de perder a todos los hombres embarcados y los buques, si un solo destructor gubernamental se interponía en su camino, pues estos destructores eran lo suficientemente superiores como para poner fuera de combate o hundir cualquiera de los buques, y no hubieran supuesto problema alguno para un destructor.El general Kindelán ordenó el apoyo aéreo de todas las fuerzas disponibles para ayudar o alertar con la vigilancia aérea al comandante del cañonero, a fin de que este pudiera tomar las decisiones oportunas.A las 7:30, el Uad Kert zarpó seguido del Eduardo Dato, pero inmediatamente se recibió orden de parar la operación, por lo que el cañonero quedó a la altura del patrullero que ya estaba fuera de puerto.Los dos destructores fueron bombardeados por los aviones S-81 italianos, ataques que fueron contestados hasta agotar sus municiones.El destructor Almirante Valdés fue también alcanzado por una bomba de un S-81, sufriendo importantes averías.[8] Fueron formando una línea, conforme iban saliendo del puerto, pero la orden era la de que cada buque navegara a su máxima velocidad, sin guardar formación alguna.En este momento se había centrado al cañonero y en su rumbo se iba a encontrar con los buques de popa del convoy, el guardacostas Uad Kert y el remolcador Arango.El Uad Kert intentó aliviar al cañonero y abrió fuego con su única pieza de 76 mm junto al T-19, que lo hizo con sus tres piezas de 47 mm, sobre el Alcalá Galiano.