Por eso, fueron entidades privadas —como la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) y el Foro por la Memoria— o comunidades autónomas que se encargaron de tal deber memorial.
[5] Bajo el gobierno del conservador Mariano Rajoy (x legislatura), la Ley de Memoria Histórica quedó derogada de facto, ya que en los Presupuestos Generales del Estado para 2013 y 2014 quedó sin dotación presupuestaria para su aplicación.
Dicho Decreto-Ley fue dictado a los treinta años de acabada la Guerra Civil.
[12][13] El programa electoral del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) para las elecciones generales de 2004 no incluía ninguna mención a la «memoria histórica».
Tampoco en su discurso de investidura,[16] el presidente José Luis Rodríguez Zapatero mencionó la memoria histórica u otros proyectos relacionados.
[22] Otros medios llegan a afirmar que con estas acciones, el presidente Zapatero pretende «ganar la guerra civil que se enterró y superó con la Transición y pretende establecer la legitimidad democrática en 1931, no en 1978» (Luis María Ansón, 4 de octubre de 2005).
No daría ni un solo euro público a esos efectos».
En países como Alemania, el concepto de Memoria Histórica se toma muy en serio: campos de concentración y trabajo que existieron en la Segunda Guerra Mundial son lugares de interés público y que “obligan a replantear el pensamiento.” El historiador Paul Preston declaró: «El Valle de los Caídos no debe desaparecer(...) En España hay gente que confunde olvido con reconciliación y memoria con venganza.
Si de mí dependiese, yo no habría hecho nunca esa Ley, pero soy un extranjero sin voz ni voto.