[2] Por último en la decisión de enviar la flota republicana al norte también influyó la negativa de Gran Bretaña, que contaba con la flota naval de guerra más importante del Mediterráneo, a que el gobierno republicano detuviera el tráfico neutral dirigido al territorio enemigo, por lo que los buques de guerra republicanos no podrían impedir que los barcos mercantes alemanes e italianos desembarcaran material de guerra en los puertos de Ceuta, Melilla, Cádiz, Algeciras o Sevilla, controlados por los sublevados.
[3] Formaban la escuadra gubernamental el acorazado Jaime I, los cruceros Libertad y Cervantes, y los destructores Almirante Valdés, Almirante Antequera, Almirante Miranda, Alsedo, José Luis Díez, Lepanto y Lazaga y tres submarinos Clase C. El 23 de septiembre la escuadra llegaba a Gijón, continuando tres destructores a Santander.
"Pero los gubernamentales, aunque liberaron su propio comercio, no hicieron nada para conseguir el dominio de las comunicaciones enemigas, porque no se interrumpió la llegada constante de material desde Alemania que ahora tenía la ruta a Sevilla más o menos libre.
[6] El Gravina entonces lanzó humo y aumentó su velocidad, quedando pronto fuera del alcance de la artillería del Almirante Cervera, refugiándose en el puerto de Casablanca.
[7]El Almirante Cervera hizo 300 disparos y sólo logró dos impactos.
[9]El Canarias estrenó su artillería impactándole desde 16 000 metros con la segunda andanada[10] y a 20 000 con la tercera.
El destructor Almirante Ferrándiz se hundió a 18 mn al sur de la Punta de Calaburras con casi toda su dotación, compuesta por 160 personas.