El 5 de marzo de 1937, el Canarias llegó al Cantábrico y apresó al mercante Galdames, que se dirigía a Bilbao con 173 pasajeros (entre refugiados y políticos republicanos, como Manuel Carrasco Formiguera), a la altura del cabo Machichaco.
Para ello tuvo que enfrentarse a los bous vascos (barcos bacaladeros armados con cañones), resultando hundido uno de ellos (el Nabarra) y averiados los otros dos.
El capitán del Nabarra era Enrique Moreno Plaza, natural de La Unión, Murcia.
El crucero Canarias poseía ocho cañones de calibre medio 203 mm y de mucho mayor alcance, junto a varias ametralladoras y tripulación experimentada.
[6] El destructor José Luis Díez no participó en la batalla porque su comandante, el alférez de navío Moya, alegó una avería y se dirigió al puerto francés de Burdeos.
[7] Tampoco intervinieron en la batalla ni los submarinos C-2 y C-5 ni el torpedero T-3 lo que motivó un nuevo telegrama del presidente Aguirre en el que pedía que se enviaran una parte de la flota republicana al Cantábrico y ofreciendo nuevas dotaciones de fidelidad asegurada a la República:[8]
La intercesión directa ante el general Franco del comandante y del director de tiro del Canarias (Salvador Moreno y Manuel Calderón, respectivamente), impresionados por el valor demostrado por el Nabarra, hizo que Franco los indultara y, acabada la guerra, los pusiera en libertad en reconocimiento a su valentía.
La tripulación y pasajeros del Galdames fueron condenados a prisión e incluso algunos fusilados.