Úbeda

La letra fue escrita por Antonio Parra Cabrera, mientras que la música fue compuesta por el maestro Emilio Sánchez Plaza.En las vegas del Guadalquivir y Guadalimar aún predomina la agricultura intensiva de regadío —algodón, cebolla, tabaco, remolacha, etc.—.Se encuentra dividido el término municipal en tres partes separadas, una isla principal y dos exclaves.Si bien existió una fortaleza y aldea en este exclave, no está conformado por ningún núcleo de población actual.Cuatro ríos riegan las tierras ubetenses: Guadalquivir, Guadalimar, Guadiana Menor y Jandulilla, pero ninguno de ellos baña la ciudad.También en su territorio se encuentran los embalses del Giribaile, Doña Aldonza, Pedro Marín y Puente de la Cerrada.Estos embalses están fuertemente colmatados, por lo que ha resurgido una gran cantidad de vegetación lacustre, y en ellos se pueden encontrar fauna diversa como la focha común, patos, flamencos o el calamón, con su vivo plumaje azul.[8]​[9]​ Existen restos calcolíticos, argáricos, oretanos, visigodos y tardorromanos, en el solar actual donde se asienta.En busca de intercambios llegan a Úbeda los griegos y más tarde los cartagineses con propósitos imperialistas, siendo vencidos por los romanos tras largas guerras.Durante diez años la ciudad permaneció en manos de los castellanos, hasta que la contraofensiva almohade les obligó a retirarse en 1157.Entretanto la ciudad es saqueada y arrasada en varias ocasiones más, siendo definitivamente su población masacrada por los cruzados en la batalla de 1212.Todo ello va descapitalizando a la ciudad, agudizando las diferencias sociales e incrementando la miseria de la mayoría.Sus aportaciones en caballos, armas, municiones, dinero o tropas son continuas, resultando difícil en ocasiones comprender de dónde provienen tales fuerzas en un pueblo debilitado por el hambre y la enfermedad.Como consecuencia de la guerra, Úbeda se empobreció en extremo y aumentó la conflictividad a límites desconocidos.Sin duda hubo recesión demográfica, al coincidir la guerra con crisis de hambre y enfermedades generalizadas.Úbeda continúa una larga existencia anodina, y sus palacios ya vacíos de lujos, permanecen abandonados.[11]​ Por esta época fue también muy destacada la actividad del general Leopoldo Saro Marín,[12]​ que aunque no era jienense, estaba emparentado con la provincia y con Úbeda por vínculos familiares.[13]​ Durante la Guerra civil, la violencia, represión y venganza política sumieron a Úbeda en una larga fase de depresión.En 1930 se instaló el conjunto escultórico del ahijado ubetense, el General Saro, razón por la que durante muchos años, hasta la denominación actual, esta plaza fue conocida, y aún son muchos los ubetenses que la llaman así, como plaza del General Saro.En torno a ella, la ciudad histórica mantuvo hasta el pasado siglo un sistema de crecimiento radial.En el siglo xix tras derribar la Puerta Nueva, se abrió un paseo más ancho que llegaría hasta el Hospital de Santiago y que mantenía los esquemas arquitectónicos del Renacimiento: La calle Obispo Cobos, conocida popularmente como «Calle Nueva».Anteriormente la ganadería ovina y la avicultura también habían sido muy significativas, aunque ya están en franca decadencia.La hostelería y restauración, en proceso de expansión junto al turismo, emplea cada vez a más población.[29]​ Propia de la importancia estratégico-defensiva que adquirió, su amurallamiento fue impresionante, como aún hoy se puede apreciar.Además, otras unidades menores, como antiguas alquerías, torreones, antiguos alfares, fuentes y pilones, cortijos y haciendas de labor para la agricultura que sustentan la economía de la comarca, se esparcen diseminados en el municipio.Se iniciaron los trabajos en las líneas Baeza-Utiel —considerada la más prioritaria, pues por sí sola podía acortar sensiblemente el viaje del valle del Guadalquivir a Levante sin tener que pasar por Alcázar de San Juan—, Teruel a Alcañiz, algunos kilómetros al sur de Lérida y desde allí hacia el norte.Actualmente, solamente su conversión en Vía verde parece que pueda proporcionar una cierta utilidad al enorme desembolso realizado.Existen en Úbeda varias zonas en las que hay una concentración de bares donde poder degustar las tapas.[105]​ La variante dialectal más usada en Úbeda se denomina ubedí,[106]​ una mezcla de dialecto manchego y andaluz, cuya palabra más característica y de calado popular es, posiblemente «inchi», que quiere decir «mira» o «vaya» según el contexto, o también la famosa expresión «ea» que se puede utilizar para afirmar algo.Úbeda también tiene varios clubes de atletismo, utilizando los mismos las infraestructuras del complejo polideportivo municipal Antonio Cruz Sánchez.
Escudo de la ciudad.
Banderas en el Ayuntamiento de Úbeda, en primer término la bandera de la ciudad.
Una calle del barrio de San Pablo
Vista parcial de la plaza Vázquez de Molina
Calle Real, principal acceso al centro histórico
Calle del polígono industrial Los Cerros
Olivares desde la ciudad
Plaza Vázquez de Molina
Cárcel del Obispo
Antiguo pósito
Fuente Veneciana frente la Casa de Juan de Medina
Portada de la Casa del Regidor
Estatua del arquitecto Andrés de Vandelvira
Patio del Hospital de los Honrados Viejos del Salvador
Estatua de San Juan de la Cruz
Palacio de los Anguís-Medinilla
Palacio de los Medinilla
Palacio del marqués de Contadero
Callejón de Santa María, en el barrio del Alcázar
Restos de las murallas de La Saludeja
Vista de olivares desde el paseo Redonda de Miradores
Puente Ariza antes de ser inundado (1867).
Vista del Puente Ariza antes de ser inundado (foto de 1867)
Típico cortijo con olivar
Concierto en el Archivo Histórico Ubetense durante el Festival de Música Antigua de Úbeda y Baeza
Portada de la Feria de San Miguel
Portada de la Feria de San Miguel
Ayuntamiento de Úbeda
Monumento al General Saro