Alcázar de Úbeda

Este desconocido baluarte, como atestiguan las prospecciones arqueológicas, presenta una secuencia ocupacional ininterrumpida; el solar del alcázar acogió civilizaciones neolíticas, argáricas y posteriormente ibéricas, dándole al cerro el típico aspecto de un oppidum fortificado.[1]​[2]​ El Real Alcázar era un edificio fortísimo casi inexpugnable por 3 de sus 4 frentes gracias a los acantilados naturales sobre los que se erguían sus numerosas torres y murallas.Con la conquista árabe, esta eminencia defensiva acabó por fortificarse aún más, hasta convertirse en una alcazaba muy valiosa y dar cobijo en sus fuertes muros a toda una ciudad interior.Fue en el año 852 cuando Haxen-Ben-Abdalaziz, ministro del emir de Córdoba, mandó fortificar Úbeda y Baeza.Dividida en bandos, la nobleza se enfrenta a muerte por la posesión de la alcaldía del alcázar.Ya dejados a su propia suerte, los muros que quedaban se van perdiendo hasta llegar al principio del siglo XX, cuando ya se ha convertido el mejor monumento y testigo de la historia de Úbeda en un erial.