El proceso de excavación consiste en remover los depósitos en el orden inverso a como se han ido formando.
Hasta hace unos años en la documentación arqueológica se tomaban en consideración solamente los estratos, construcciones y otros elementos dotados de materialidad.
En cualquier caso, siempre que haya objetos que no parezcan encajar en un mismo periodo histórico, conviene fijar si todos aparecen en el mismo nivel estratigráfico, si hay diferencias en la coloración según la profundidad, etc.
El mejor método para no perder ninguna de estas observaciones consiste en abrir previamente zanjas profundas y estrechas que lleguen hasta la tierra virgen y que dará un corte viviente del yacimiento.
Esta puede limitarse a la conservación de los restos con solo colocar en su lugar ciertos elementos que se hayan podido desplazar, v.
Entonces es cuando hay que obrar con suma cautela, pues es frecuente el caso de reconstrucciones absurdas anticientíficas y antiartísticas.
Lo aconsejable es poner lo rescatado al abrigo de nuevas destrucciones y las obras necesarias para la preservación.
En cuanto a los hallazgos, hay que guardar separadamente los procedentes de una misma cámara o recinto hasta finalizado su estudio, pues a pesar de las remociones y mezclas posteriores es probable que objetos encontrados en un mismo lugar guarden relación.
Las primeras conservan casi íntegramente su disposición primitiva y, por tanto, puede decirse que todo su contenido es yacimiento excavable.
Conviene alzarla para localizar en ella los hallazgos y observar si se han realizado trabajos de adaptación.
Sin embargo, en la práctica profesional es muy poco probable que se presente esta situación.