Muralla de Úbeda

[1]​ Propia de la importancia estratégico-defensiva que adquirió la ciudad jiennense, su amurallamiento fue impresionante —como aún hoy se puede apreciar—.

Ya en 1700, los huecos entre las torres comienzan a ser ocupados por casas, aprisionando la muralla y dejándola a merced de los vecinos de esas casas, quienes para hacerlas más espaciosas, clandestinamente la hacen desaparecer.

Aún se conserva en gran parte este segundo anillo defensivo, incluyendo algunas de sus antiguas puertas y bastantes torres.

En total contaba con 9 puertas —13 si sumamos las del Alcázar—: La más importante con diferencia, por su monumentalidad y significancia era la desaparecida Puerta de Toledo, frente a la que se abrió el mercado, y bajo la cual el emperador Carlos juró los fueros ubetenses.

[3]​ Aún, se pueden ver otras puertas, como la de la Corredera, o el Portillo del Santo Cristo, que son reconstrucciones aproximadas.

Por la parte Sur no tenía puerta alguna que la uniera directamente con extramuros, porque la alcazaba se encontraba en una gran altitud y el terreno al pie de la muralla era cortado a pico, haciéndola inexpugnable y por lo tanto sin salida.

Todavía se conserva —es la actual puerta de entrada desde el claustro al despacho parroquial—.

Puerta de Santa Lucía.
Muralla.