Enfrascándose, a continuación, en los numerosos trámites que la concesión de un tranvía traía aparejada.
Conejero jugó también un importante papel en la construcción del tranvía de la Loma.
En los felices veinte el tranvía se extiende y ramifica aún más por nuestras cuencas mineras, existiendo el proyecto de alargarlo hasta Villacarrillo, Villanueva del Arzobispo y otros pueblos de la Loma, según los proyectos de Armando Plasman, director de la compañía, pero finalmente no se llevarían a cabo.
En los años 1960, con su gran crisis de la minería y consiguiente emigración, que diezmaba su población, fue cuando el tranvía pasó a mejor vida.
Paradójicamente, desaparecieron cuando acababan de hacerse inversiones millonarias en el trazado y material móvil.