Ascua

Se llama ascua al resto de brasa o cualquier fragmento de materia incandescente.

[2]​ Otro uso perdido, que recuerdan los diccionarios y la literatura clásica en castellano, es la exclamación ¡ascuas!,[3]​ para expresar sorpresa o dolor repentino (probablemente derivado de la desafortunada acción de coger el ascua por la parte que quema).

Algunos diccionarios admiten como posible origen etimológico la voz del gótico «asca» (ceniza), siendo en alemán «asche».

[4]​[5]​[nota 1]​ Otras fuentes afirman que el término proviene del árabe.

[3]​[6]​ Del mismo modo que se atribuye a Homero la inmortalización poética del alba como «la (diosa) de los dedos rosados», el poeta español Antonio Machado dejó escritos estos versos que parecen inmortalizar el valor arqueológico de un pedazo del lenguaje «otrora incandescente pero ya apagado»:[10]​