Su madre, Antonia Olmos Paredes, trasladó entonces la familia a Sedaví de donde era oriunda.
A los doce años se empleó como escribiente en Valencia.
Poco después pasó a trabajar como aprendiz en un taller de muebles, y de allí al taller del escultor Justo Rosilla.
En 1937 se radicó en Córdoba, y al finalizar la Guerra Civil terminó sus estudios formativos en la Academia de Bellas Artes de Sevilla.
Mientras vivió en Córdoba tuvo taller propio, adonde acudieron para formarse diferentes escultores y pintores cordobeses —como Juan Cantabrana o Aurelio Teno—, a la vez que ejercía como profesor en la Escuela de Artes y Oficios «Mateo Inurria», donde desde 1954 detentaría la Cátedra de Dibujo.