Consulado de Burgos

Los comerciantes controlaban el Consulado, una institución que les garantizaba el monopolio de su actividad y asegurado por la corona.

Los comerciantes del Consulado canalizaban la producción ganadera, compraban la lana a los propietarios de rebaños mesteños, la dirigían hasta el Consulado desde donde era enviada a Laredo o Bilbao para exportarla a Flandes, en barcos organizados por el consorcio del Consulado.

La actividad económica de importación y exportación que llevaba a cabo fue conocida también como el Eje Norte-Sur, por las relaciones que estableció entre Castilla y Flandes, de extrema importancia en la época.

[1]​[2]​ En 1503 se creó en Sevilla la Casa de Contratación de Indias, que establecía un asiento o monopolio del comercio con estos territorios.

Entre aquellos que propiciaron tan floreciente época, que fue especialmente protagonizada por los mercaderes que desde el Consulado del Mar dominaron en aquellas décadas el comercio con los puertos atlánticos, resaltan las familias Polanco, Maluenda, Lerma, Salamanca, Soria, De Castro, Astudillo, entre otros.

Comercio internacional castellano de los siglos XV y XVI.