Consulado de Cargadores a Indias

El Consulado de Cargadores a Indias fue un órgano con funciones judiciales, gremiales, mercantiles, administrativas y financieras[2]​ de los que comerciaban con el Nuevo Mundo.

[5]​ La figura del consulado se extendió a diferentes ciudades de España, como Valencia desde 1283[6]​ y Burgos desde 1494.

[13]​ Los cargadores a Indias veían dilatarse sus litigios por el mucho trabajo que tenía la Casa de la Contratación y comenzaron a solicitar la implantación de un tribunal propio con jurisdicción restringida.

[14]​[15]​ La figura del consulado de mercaderes se exportó a América.

[17]​ Desde mediados del siglo XVI y durante las tres primeras décadas del siglo XVII hubo un mayor comercio entre Sevilla y el virreinato de Perú que el que hubo con el virreinato de Nueva España.

De hecho, los miembros del consulado por estas fechas fueron llamados a veces "peruleros".

[18]​ El gran mercader arquetípico había realizado varios viajes a América y había ejercido muchos años en el consulado como prior o cónsul.

[3]​ El lugar utilizado por los comerciantes para llevar a cabo sus tratos eran las gradas de la catedral.

[28]​ Tras un parón, las obras se reemprendieron en 1609, pero Vandelvira había adquirido otros compromisos.

[29]​ Este realizó modificaciones en el diseño, cambiando las techumbres de madera por bóvedas vaídas.

Los siguientes maestros mayores fueron, sucesivamente, Marcos Soto, Juan Bernal de Velasco y, desde 1638, Pedro Sánchez Falconete.

[32]​ La plaza de la Lonja fue el amplio entorno que circundaba el edificio de la Lonja en construcción, sobre todo sus fachadas norte, este y sur.

En este espacio se encontraba la pila o fuente de Hierro.

[3]​ Con las ordenanzas de 1556 el tribunal del consulado pasó a tener también un letrado asesor, un portero que asistía a las audiencias, un solicitador de causas y un alguacil mayor.

[34]​ El consulado tenía, al margen del tribunal, sus tenientes, un síndico, un secretario, un contador y un tesorero.

Su función era convocar las juntas, administrar los propios y rentas, arbitrar préstamos o donativos a la corona, firmar asientos, realizar operaciones financieras, intervenir en las flotas y velar por los intereses del comercio.

[34]​ En la primera mitad del siglo XVII se concertaron asientos de aduana periódicos, controlados por el consulado.

[38]​ Los legitimados en el litigio de Balbas vieron satisfechos sus intereses económicos en 1785.

La Casa de la Contratación gestionaba este dinero en nombre del rey.

En 1645 la corona pidió que el consulado le sirviera con 200 000 ducados para la guerra en Cataluña y lo facultó a que se cobrase el dinero del uno por ciento del impuesto de Toneladas, que pasó a ser gestionado por el consulado.

[41]​ Mediante requisas de plata, pago por indultos, préstamos y donativos este consulado aportó a la corona 1 255 500 pesos en el siglo XVI y unos 25 millones de pesos en el siglo XVII.

[46]​ En Sevilla se creó una Diputación de Comercio, con sede en la Casa Lonja.

Pentecostés , de Francisco de Zurbarán . Lienzo encargado por el consulado hacia 1630 para presidir sus juntas. En la actualidad se encuentra en el Museo de Cádiz . [ 1 ]
Recepción del rey Alfonso XII en el Palacio de la Aduana de Cádiz en 1877.