Cristóbal de Andino (c. 1490[1]- Burgos, entre enero y febrero de 1543) fue un artista renacentista español, especialmente reconocido como rejero, aunque también trabajó como platero, arquitecto, lapidario y escultor.
[1] Tuvo un enorme prestigio en su tiempo, fue muy estimado por sus contemporáneos[2][3] y está considerado como uno de los rejeros más importantes del renacimiento español.
[8][1] Orduña y Viguera le hace burgalés, y posiblemente siguiendo a Ceán sostiene que se formó en el taller de su padre, Pedro de Andino.
[10] También ha sido atribuido Castrojeriz (Palencia) como su lugar de nacimiento.
[11] En las primeras décadas del siglo XVI vivía en Valladolid un platero llamado Francisco de Andino.
[14] Desarrolló su labor profesional fundamentalmente en Burgos, donde estableció su poderoso taller que hará sombra a otros rejeros contemporáneos.
[6] Aunque no se conozcan trabajos suyos anteriores, su ejecución demuestra que ya era un maestro experimentado,[1][27] y en ella ya muestra un estilo plenamente renacentista, con decoración muy refinada y abundancia de balaustres, uno de los elementos preferidos del rejero.
Consta de dos cuerpos, más crestería y un crucifijo en lo alto.
B. ANDINO» y está fechada en el primer friso «M-D-XXIII».
[4] Diego de Sagredo alabó mucho este trabajo, asegurando que «tenía conocidas ventajasa todas las mejores del reino».
Ya lo era cuando el 16 de agosto de 1532 Enríquez le escribe al artista, a quien se dirige como especial amigo «no me satisface si las obras se hacen no estando vos presente, os encargo que luego os volvais a Medina para que podays decir lo que la reja ha menester se le de y tambien a las otras obras [...] porque sabiendo que estays alli yre luego a veros de donde quiera que este, que sin vos no quiero ver las obras».
[33] Andino aceptó la petición del almirante y para su realización se trasladó a Medina, desde donde viajaba a Palencia y Burgos para atender otros trabajos.
[24] El bachiller Villalón llegó a escribir sobre ella y su autor en estos términos «En Burgos vive un varón llamado Andino que labra en hierro; después de haber hecho admirables obras en España, a hecho en Medina de Ríoseco, por mandado del Almirante de Castilla, una rexa cuya obra, a mi ver, escede a los siete milagros del mundo y pésame porque no tengo lengua bastante con que la pusiese en su merescer».
[1] En lo que se refiere a su propio sepulcro, fue diseño suyo.
[37] Fue labrado en mármol, y se tallaron las estatuas orantes de él y de su mujer, con un epitafio que es posible que dejara dispuesto, que reza «Christophorus Andino egregius artifex et in architectura omnium sui seculi facile princeps».
[39] Se consideró a sí mismo como platero, como se refleja en algunos documentos, y así le denomina su viuda en su testamento, que otorgó en 1562 y por el que se declara «viuda de Cristóbal de Andino, maestro de platero e rejero e otras artes de cantería e xaspe».
La pieza se transforma en tenebrario, superponiéndole quince velas dispuestas en triángulo, para los oficios de Jueves y Viernes Santo.