Arriero

[d]​[13]​ Mediano jinete y primitivo veterinario, puede tener además conocimientos de talabartería Una vez en el camino, la recua de mulas marcha en cordón (atadas una tras la otra) siendo la que va en cabeza, llamada liviana, la más lista, dócil y con experiencia.[14]​ Así los describía Richard Ford en el relato de sus viajes por España en la primera mitad del siglo xix:[15]​Convertidos casi en el monopolio del transporte del pescado a la Corte y los grandes mercados de la Meseta, los arrieros maragatos aprovechaban el viaje de regreso para llevar a la zona septentrional occidental paños, jabón y sobre todo aceite.[14]​ La figura del arriero y el carretero en Cataluña se sintetizan en el tradicional gremio de trajineros.[17]​ En España, la arriería y su tesoro etnográfico están presentes en muchas de las instituciones museísticas dedicadas a la antropología y el folclore, con casos específicos como, por ejemplo, el Museo del Arriero de la colección Antoi Ros i Vilarrubias (1942-1994), en Igualada (Cataluña), y el Museo de la Arriería Maragata en Santiago Millas (León).[19]​ El análisis parémico del Centro Virtual Cervantes advierte sobre las «claves de reciprocidad y destino» que sugiere el refrán.Los primeros arrieros aparecen ya en el capítulo III, en la venta en la que Alonso Quijano se pasa la noche velando armas y repartiendo golpes entre los infelices arrieros, que acabarían arrojandole una lluvia de piedras.Entre las obras artísticas dedicadas a la arriería en Colombia pueden citarse el Monumento al Arriero, obra realizada en piedra y bronce por el escultor antioqueño Oscar Rojas.Constituye un acontecimiento raizal, similar a la charrería en México o la tradición gaucha en Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay.
Larga caravana de arrieros a las puertas de una venta , en una pintura atribuida a César van Loo (ca. 1821).
«Un arriero» por Sancha ( La Esfera , 1923)
Arrieros españoles a comienzos del siglo veinte.
Monumento al arriero, obra de Pablo Estrada, en Envigado.
Arrieros en Colombia. Escultura paisa de Esperanza Torres.
Arrieros mexicanos (1836) por Carl Nebel