La vivienda original maragata, como en toda esa zona leonesa, era una casa circular, aislada y cubierta con paja de centeno trillada, pero a partir del siglo xvii la riqueza aportada por el comercio de la arriería permitió que la casa se adaptara a las necesidades del oficio, y aparecen los patios y portalones para guardar los carros.
También aparece el recurso arquitectónico del corredor o solana (todo volado y apoyado en postes —pies derechos—).
En las esquinas se usaban sillares de cantería, con cantones o mojones al pie, para evitar que los carros golpeasen el esquinazo; y todo el perímetro alto del muro se remataba con «grillandas» (losas voladas de pizarra) formando un alero.
[a] Dentro, un portal de paso al patio central o corral en el que se encuentra el pozo y a cuyo alrededor se levantan las construcciones que albergan habitaciones y otras dependencias, coronando el perímetro un «amplio corredor de madera».
Junto a ella suele encontrarse el cuartico —que en invierno sirve para dormir—, y que da paso al comedor (no hay pasillos en la casa arriera, la comunicación se hace pasando de una estancia a otra).