En la península ibérica la teja cerámica curva se desarrolló intensamente en todo el territorio de Al-Ándalus, motivo por el que adquiere su nombre popular.
A mediados de siglo XVI desapareció este comercio, pues la producción local ya era autosuficiente.
[6] Aunque ambas son idénticas, y su nombre depende exclusivamente de la posición, los tejadores tradicionales seleccionan para canales las tejas mejor cocidas y por ende más impermeables, lo que evalúan por el sonido que producen al golpearlas con los nudillos.
Se coloca en techos o cubiertas inclinadas, en hiladas siguiendo las líneas de máxima pendiente.
Es frecuente verlas en la arquitectura vernácula de la península ibérica, así como en otros países y regiones del mundo.