Lo mismo que los ladrillos, se hacían con arcilla húmeda en un molde de cuatro lados, a menudo formado con alambre, y luego cocido en un horno o kiln.
En la arquitectura formal, los canalis tenían una pieza frontal lisa u ornamentada en lo alto del entablamento, inmediatamente encima de la cornisa.
La abertura semicircular en la parte delantera del ímbrice inferior, a menudo estaba rematada con un frontón ornamental, y los caños que drenaban los canalones estaban frecuentemente decorados con cabezas de leones (capita leonina) u otras caras fantásticas o grotescas.
El diseño y las marcas encontradas en yacimientos arqueológicos son muy útiles para fechar los lugaress e identificar a sus habitantes.
Posteriormente, la teja denominada árabe o morisca, es considerada la heredera directa del ímbrice romano.