Asimismo, el siglo XX supone la puesta al día de los diversos estilos producidos por los artistas catalanes, que conectan con las corrientes internacionales, ofreciendo incluso figuras de primer orden a nivel mundial como Salvador Dalí, Joan Miró y Antoni Tàpies.
Estas pinturas están generalmente ligadas a ritos religiosos, y representan la plasmación en un lenguaje simbólico del pensamiento de los primeros seres humanos.
[2] Durante el Epipaleolítico (10.000-6.500 años antes del presente) los grupos cazadores-recolectores expresaron su mundo creencial a través de un arte exclusivamente pictórico, el Arte levantino, del que Cataluña posee excelentes ejemplos, particularmente en Lérida y Tarragona, y una presencia más discreta en la provincia de Barcelona.
[3] Estas manifestaciones aparecen siempre en cavidades al aire libre, son figurativas, minuciosas en los detalles, de imágenes planas y monocromas.
[9] Los poblados ibéricos fueron los primeros asentamientos estables en el territorio, con aldeas trazadas con una planimetría urbanística, rodeadas de murallas para la defensa, ubicadas generalmente en posiciones elevadas.
En 218 a. C. el general Escipión funda Tarraco (Tarragona), que será la primera ciudad romana en importancia en Cataluña.
Estas construcciones destacan tanto por su monumental arquitectura como la esmerada decoración escultórica, con numerosas estatuas en mármol representando miembros de la familia imperial.
Este arte nace de las formas y tipologías romanas, pero con un nuevo contenido basado en la iconografía cristiana.
[33] La influencia lombarda llega hasta el siglo XII a sitios como Tahull o Valle de Bohí.
En un mundo más internacional, son frecuentes los intercambios estilísticos, los artistas viajan de un país a otro, incorporando técnicas y estilos que se propagan por doquier.
Es evidente la influencia francesa, sobre todo en los primeros años del gótico, así como la italiana y flamenca, aunque se desarrollan una serie de escuelas autóctonas que irán alcanzando un estilo propio.
Se pueden percibir diversos períodos:[52] Cataluña sufre profundas transformaciones, comenzando por su vinculación a España con la unión de Castilla y Aragón hecha por los Reyes Católicos.
[83] En escultura, continúan las formas neoclásicas vinculadas al academicismo, pero con una renovación temática y mayor énfasis en la expresividad.
Joaquín Vayreda destacó como paisajista, fundando la llamada Escuela de Olot (Rebaño en el prado, 1881).
Joan Roig i Solé se volvió famoso por La dama del paraguas (1885), en el Zoo de Barcelona.
Otros artistas remarcables fueron: Josep Reynés (Roger de Lauria, 1885), Manel Fuxà (Buenaventura Carlos Aribau, 1884) y Rafael Atché (Monumento a Colón, 1888).
Estilísticamente es un movimiento heterogéneo, con muchas diferencias entre artistas, cada uno con su sello personal, pero con un mismo espíritu, un afán de modernizar y europeizar Cataluña.
[96] La pintura modernista se presentó al público en exposiciones particulares en las galerías de arte barcelonesas, sobre todo la famosa Sala Parés.
[97] En un llamado ”postmodernismo”[98] se encuentran nombres como Joaquim Mir, Isidre Nonell, Hermenegild Anglada i Camarasa y Francesc Gimeno, así como hallamos la presencia de un joven Pablo Picasso que se adentró en el ambiente modernista alrededor del año 1900, hecho que supondrá un cambio en su trayectoria y su adscripción al arte de vanguardia, como podemos ver en su etapa fauvista (1900-1901) y en el simbolismo de la ”época azul” (1901-1904), para desembocar finalmente en el cubismo.
Josep Maria Sert se enmarca en un estilo personal, barroco, grandilocuente, con influencia goyesca, haciendo grandes murales que tendrán gran éxito internacional.
Xavier Nogués es creador de un mundo irónico, plasmado en un muralismo idealizante reflejo del populismo catalán.
Los sucesivos “ismos” vanguardistas (cubismo, futurismo, dadaísmo, surrealismo, expresionismo, etc) pretenden transformar la sociedad a través del arte, planteando un proyecto comprometido con la renovación cultural de los pueblos.
Reivindican como maestro el pintor realista francés Gustave Courbet, del cual pretenden alcanzar su actitud revolucionaria.
[113] Surgido en Francia en los años 1920 como propuesta reivindicadora de la fantasía y el subconsciente en la creación artística, en Cataluña da dos grandes nombres: Salvador Dalí, representante del surrealismo figurativo, y Joan Miró, adscrito a un surrealismo más abstracto.
[117] Modest Cuixart combina la pintura matérica con la gestual, haciendo cuadros donde mezcla el óleo con limaduras metálicas para dar brillo a la obra (Omorka, 1958).
Albert Ràfols Casamada se adscribe al tachismo, con cuadros de grandes superficies lisas, austeras, sin casi color (Homenaje a Schönberg, 1963).
[118] La escultura intenta recuperar el espíritu vanguardista anterior a la contienda, buscando formas de expresión innovadoras y experimentando con nuevos materiales.
Ferran García Sevilla hace una pintura figurativa llena de signos, cercana al arte primitivo, con gamas cromáticas vivas (Cien 18, 1987).
[122] El valenciano Andreu Alfaro parte del informalismo para evolucionar a un constructivismo geométrico inspirado en Antoine Pevsner (Caminos de libertad, 1963).
[124] Entre los años 1960 y 1970 surgió la denominada Escuela de Barcelona –según la denominación propuesta por Bohigas–, heredera del Grupo R, que se adscribe al neorrealismo italiano que triunfaba por aquel entonces a nivel internacional, combinando un lenguaje constructivo racionalista con el empleo de materiales tradicionales, poniendo especial énfasis en la funcionalidad y el diseño.