Se puede llamar también "buey salvaje" a cualquier miembro no doméstico del género Bos, como el gaur, el banteng, el kuprey o el extinto uro.
Los egipcios fueron los primeros en rendir al buey y la vaca un culto del que se hallan todavía restos en la India.
En la primera época de Roma no se mataban los bueyes destinados a la agricultura.
La fábula dice que los compañeros de Ulises perecieron en un naufragio por haber muerto algunos bueyes del sol.
[1] En diversos países hispanoamericanos, los bueyes siguen siendo utilizados como animal de tiro, especialmente en aquellas faenas en que, por dificultades del terreno, es difícil utilizar otros animales o vehículos motorizados, tal como ocurre en las faenas forestales.
[2] En Andalucía occidental se utiliza para engancharlos en las carretas de las distintas romerías, como El Rocío.