En 1590 sus rentas se unen a la congregación Claustral del Tarragonés, primero a Lérida y después al Monasterio de San Pablo del Campo, de la que fue filial hasta la desamortización de Mendizábal en el año 1835.
Consta de una sola nave cubierta con bóveda de cañón, transepto y tres ábsides escalonados, decorados exteriormente con arquillos ciegos y lesenas.
Se cree que esta decoración es posterior al resto del edificio.
Los dos ábsides están comunicados por puertas abiertas en las paredes.
Se conservan aún restos de pinturas murales románicas, también con temas vegetales.