Priorato hace referencia al territorio en que tiene jurisdicción el prior[1], si bien su significado ha ido cambiando a lo largo de la historia.
A su vez, los prioratos disponían de iglesias que eran construidas y mantenidas por la abadía.
En la Edad Media, los habitantes de la comarca, de un priorato, debían pagar impuestos a estos, por instalar un hogar para la familia, los tenderos en los días de feria también debían pagar un arancel y los habitantes tenían prohibido tener un molino propio por lo que debían usar el molino del priorato y también pagar impuestos.
La ley los obligaba a esto y podían ser penados desde una multa económica hasta la horca.
Su superior que depende en todo del abad, se llama simplemente prior de obediencia.