Pronto acogió una importante comunidad que en 1076 la condesa Teresa Peláez, en línea con la política de Alfonso VI, colocó bajo la regla cluniacense.
[3] Levantado en el Camino de Santiago, se caracterizó por permitir a los peregrinos el consumo de pan y vino a discreción, motivo benéfico por el que se hizo famoso.
En el siglo XV el papa Eugenio IV concedió al monasterio tener abad de mitra y báculo.
En 1890 estos estudios se trasladan al nuevo Colegio de la Inmaculada (Gijón), y el edificio pasa a ser noviciado,[4] En 1959 los Jesuitas se trasladan al nuevo Colegio de León, y la Diócesis de Palencia lo destina, en 1960, a seminario menor diocesano.
Según los historiadores, los Condes de Carrión trajeron estas telas desde Córdoba junto con reliquias, y se cree que fueron un regalo de los soberanos musulmanes a la familia feudal.
La otra tela, de color rojo, presenta medallones con aves enfrentadas.
El claustro se comunica con la iglesia a través de una portada (6) en arco rebajado entre columnas abalaustradas.