El padre don Agustín tranquilizó a los monjes y se ofreció para practicar todas las diligencias necesarias para conseguir un nuevo monasterio.Lo obtuvo en una pequeña cartuja abandonada trece años antes, situada en montes casi inaccesibles y nieves perpetuas, con destino a la nueva colonia cisterciense para que la disfrutasen con todos los privilegios que gozaron en Trapa.Estos monjes se dirigieron a Friburgo confiados en que sus hermanos les dieran asilo.El rey accedió a sus ruegos y acordó darles la granja llamada de Santa Inés en Murcia.Pero como la granja había pertenecido a los jesuitas y era de gran valor, los monjes negociadores dejaron en suspenso la concesión y los monjes llegados a Suiza que se habían instalado en Reus con los padres franciscanos fijaron su residencia en una ermita llamada «La Misericordia», a poca distancia de Reus, al enterarse del suspenso de la concesión.Existe también el monasterio Santa María de Chada, perteneciente a la Orden cisterciense.