Catalanismo

Según John H. Elliot el término «catalanismo», «hasta entonces reducido al movimiento cultural, comenzó a adquirir un serio significado político en el curso del llamado sexenio revolucionario, de 1868 a 1874».

Todo ello aumentó la concienciación política de las élites culturales catalanas y dio lugar al nacimiento del catalanismo político, que se estructuró durante el último cuarto del siglo XIX.

En la primera década del siglo XX, sin embargo, el catalanismo político dio lugar a una variante, el nacionalismo catalán, que parte de la idea de que Cataluña es una nación, y que guio sus planteamientos políticos a partir de los parámetros del nacionalismo.

Históricamente, y hasta la consolidación del nacionalismo catalán como movimiento político, el catalanismo defendió los valores culturales de Cataluña y su autonomía respecto a España en el terreno político, pero sin definir a Cataluña como "nación", y sin guiarse por los parámetros del nacionalismo.

La Renaixença es un movimiento cultural en los territorios de habla catalana que llega a su esplendor durante la segunda mitad del siglo XIX.

La lengua utilizada mezclaba cultismos y neologismos con palabras de la cultura popular.

También fue muy conservador y clerical, Antoni Bofarull, autor del primer folletín en catalán L'orfeneta de Menargues o Catalunya agonisant (1862).

[9]​ Los conceptos de lengua y patria quedan equiparados por Herder en el romanticismo alemán.

Se reivindica un pasado glorioso durante la formación de las diferentes naciones europeas, en la Edad Media.

Así, la Renaixença se identifica claramente con el redreçament cultural catalán y, sobre todo, con la recuperación de su lengua.

Los conceptos de lengua y patria quedan equiparados por Herder en el romanticismo alemán.

Se reivindicaba un pasado glorioso durante la formación de las diferentes naciones europeas, en la Edad Media.

En 1945 el académico soriano V. García de Diego escribió la primera gramática histórica catalana, no publicada por desidia del editor barcelonés, y en 1951 y 1952 se publicaron dos gramáticas históricas por autores catalanes.

En ese mismo año, 1945, con apoyo y subvención del Gobierno, se celebra el centenario de Mossén Cinto Verdaguer.

En 1947 se resuelve el premio Joan Martorell para novela en catalán: recae en Celia Suñol, por su novela Primera Part, y El cel no és transparent, de María Aurelia de Campmany.

Franco le concedió la Gran Orden de Alfonso X el sabio en 1960.

En los últimos años el catalanismo aumentó su popularidad, en gran parte gracias a ocultar la producción artística en catalán y falsar la historia hasta convertirla en la de unos artistas duramente reprimida por un régimen anticatalanista, con mucho éxito, como se demostró durante la transición democrática en la que el lema de la Asamblea de Cataluña, Llibertat, Amnistia, Estatut d'Autonomía logró un amplio respaldo popular.

En 1820, al principio del Trienio Liberal, la Diputación Provincial de Cataluña se declaraba sucesora del «espíritu que animaba a nuestros mayores» para «mantener su libertad civil», pues «la historia nos recuerda… su sabio gobierno, su representación por medio de sus Diputados, su adhesión a las leyes establecidas por sí mismos».

También se establecieron paralelismos entre la Constitución de 1812 y la antigua legislación catalana pues ambas, como dijo el diputado Vila en noviembre de 1836, habían sido arrebatadas por una «fuerza extranjera», en las dos ocasiones francesa, la primera en 1714 y la segunda en 1823.

[13]​ La consecuencia de todo ello fue la formación de una doble identidad catalana y española, un doble patriotismo que se podría resumir en la frase «España es la nación, Cataluña es la patria».

[16]​ El liberal progresista Tomás Bertran i Soler llegó a proponer que el gobierno de Isabel II otorgara «al pueblo catalán su antigua constitución», «conforme hizo con los vascos».

[8]​ Tras el fracaso de la Primera República, un sector del republicanismo federal encabezado por Valentí Almirall, dio un giro catalanista y rompió con el grueso del Partido Federal, que dirigía Pi y Margall.

Asimismo en estos años se adoptó la costumbre castellana de llamarse con los dos apellidos unidos por una "i".

A partir de ese momento la hegemonía catalanista pasó del Centre Català a la Lliga que en el transcurso de los Jocs Florals de 1888, y aprovechando la presencia en Cataluña de María Cristina de Habsburgo-Lorena para inaugurar la Exposición Universal de Barcelona (1888), presentaron el Mensaje a la Reina Regente (Missatge a la Reina Regent), en el que entre otras cosas le pedían «que vuelva a poseer la nación catalana sus Cortes generales libres e independientes», el servicio militar voluntario, «la lengua catalana oficial en Cataluña», enseñanza en catalán, tribunal supremo catalán y que el rey jurara «en Cataluña sus constituciones fundamentales».

[35]​ Según Jaume Claret y Manuel Santirso, las Bases se alejaban tanto del proyecto federalista como del posibilismo del Memorial de Greuges de 1885 para propugnar la vuelta a la Cataluña anterior a 1714, como se puede apreciar especialmente en la Base 2.ª que preserva la antigua legislación catalana; la Base 3.ª que establece que la llengua catalana serà la única que, ab [con] caràcter oficial, podrà usar-se a Catalunya i en les relacions d'aquesta regió ab [con] lo Poder central; la Base 4.ª que reserva a los naturales de Cataluña los cargos públicos; o la Base 7.ª que establece unas Cortes anuales elegidas por sufragio corporativo de todos los cabezas de familia agrupats en classes fundades en lo treball manual, en la capacitat o en les carreres professionals i en la propietat, indústria i comerç.

[36]​ «Las Bases son un proyecto autonomista, en absoluto independentista, de talante tradicional y corporativista.

[38]​ La iniciativa de la Unió Catalanista que tuvo mayor repercusión fue el Missatge a S.M.

[40]​[41]​ El fracaso del acercamiento a los conservadores españoles no hizo desaparecer a la nueva Lliga Regionalista sino todo lo contrario ya que encontró un apoyo cada vez mayor entre muchos sectores de la burguesía catalana desilusionados con los partidos del turno.

[45]​ El independentismo catalán o secesionismo catalán es la corriente político-social, derivada del nacionalismo catalán, que propugna por la independencia de Cataluña con su actuales límites como comunidad autónoma, o bien por una Cataluña ampliada que incluya la Comunidad Valenciana, las Islas Baleares, la denominada «Cataluña del Norte» (territorio actualmente francés), la franja oriental de Aragón y la zona catalanohablante de El Carche (Región de Murcia), es decir el territorio denominado como Países Catalanes.

[46]​ Esta delimitación geográfica determina su secesión respecto a España y Francia.

Sello de la Renaixença catalana dedicado a Wifredo el Velloso
Número del 24 de agosto de 1833 del periódico El Vapor donde apareció publicada la Oda a la Patria de Bonaventura Carles Aribau que inició la Renaixença .
Cuadro histórico de Claudio Lorenzale (1843-1844) que representa la leyenda de las cuatro barras de sangre del escudo del condado de Barcelona .
Primera página del primer número de Lo verdader catalá , el primer periódico escrito íntegramente en catalán. El grabado en el que aparece un catalán vestido con el traje tradicional junto a las cuatro barras está acompañado del siguiente pie en catalán: Por tierra observa el catalán con amargura/su industria, su comercio y agricultura .
Víctor Balaguer , uno de los escritores principales de la Renaixença , impulsor del periódico La Corona de Aragón .
Valentí Almirall , considerado como el fundador del catalanismo político .
Arco de Triunfo de Barcelona construido para la Exposición Universal de Barcelona (1888) , evento fue apoyado por las entidades y personalidades catalanistas, excepto Valentí Almirall que se quedó solo en su oposición al mismo.
Acto de inauguración de la Exposición Universal de Barcelona (1888) , el 20 de mayo de 1888.
Manresa en 1881.
Concurso de castells celebrado en 1902 en el Parque de la Ciudadela frente al edificio que a partir de 1932 sería la sede del Parlamento de Cataluña . Josep Torras i Bages consideraba els castells de xiquets, viril manifestació, símbol de la força i de l'aplom del nostre poble .
Estelada blava (azul), bandera independentista catalana.
Estelada groga (amarilla), otra bandera del independentismo catalán, con connotaciones más izquierdistas.