República de las letras

[3]​ La lengua franca inicialmente utilizada era el latín, aunque con el paso del tiempo, el francés fue ganando importancia.

[4]​ Estas comunidades que trascendían las fronteras nacionales formaron la base de una «república metafísica».

[7]​ En la actualidad, el consenso es que Pierre Bayle tradujo por primera vez el término al francés en su diario Nouvelles de la République des Lettres, en 1684.

Sin embargo, hay algunos historiadores que no están de acuerdo, y en ocasiones se ha ido tan lejos como para afirmar que su origen se remonta a la República, de Platón.

[9]​ La primera mitad del siglo xvii había visto como la comunidad de estudiosos daba sus primeros pasos tentativos hacia la institucionalización, con el establecimiento de academias literarias y científicas permanentes en París y Londres, bajo el patrocinio real.

La Sociedad desempeñó un notable papel internacional en la adjudicacíon de hallazgos científicos, y publicó la revista Philosophical Transactions, editada por Henry Oldenburg.

[12]​ El nuevo énfasis didáctico en la práctica significaba que la Universidad ofrecía ahora un ambiente mucho más acogedor a la república de las letras.

La comunicación, por ejemplo, no tenía por qué ser de persona a persona; podía tener lugar entre las academias, y pasar de allí a los eruditos; o estar contenida en revistas literarias, para ser difundida entre toda la comunidad académica.

Los agentes literarios, trabajando para las bibliotecas, pero compartiendo los valores de la comunidad, pasaron a profesionalizarse.

Debido a la imprenta, la autoría de los descubrimientos se hizo más visible y rentable.

Esta correspondencia permitió al autor tener un mayor control de su producción y distribución.

En general, se reconoce que el Journal des Sçavans, revista francesa comenzada en 1665, es el padre de todos los jornales.

Françoise Waquet ha argumentado que las revistas literarias, en realidad, no sustituyeron a la correspondencia de cartas.

Curiosamente, las revistas dependían muchas veces del correo para obtener su propia información.

[35]​ Los historiadores han entendido desde hace tiempo que los periódicos ingleses y franceses tuvieron una fuerte influencia en la correspondencia de la América colonial.

[37]​ Un ejemplo significativo es Benjamin Franklin, que cultivó su estilo perspicaz a imitación de The Spectator.

La Athenian Society tomó como uno de sus objetivos particulares extender el aprendizaje en la lengua vernácula.

[43]​ Para los estadounidenses, de acuerdo con David D. Hall, estas publicaciones representaron: Los historiadores anglo-estadounidenses han dirigido su atención a la difusión y promoción de la Ilustración, indagando en los mecanismos por los que jugó un papel en el colapso del Antiguo Régimen.

En este trabajo feminista, Goodman describió la Ilustración no como un conjunto de ideas, sino como una «retórica».

[47]​ Al igual que la monarquía francesa, la república de las letras era un fenómeno moderno con una historia antigua.

[48]​ Paul Dibon, citado por Goodman, define la república de las letras, tal como se concibió en el siglo xvii, así:

[50]​ Sostiene que, a mediados del Setecientos, los hombres de letras franceses utilizaban un discurso de sociabilidad para argumentar que Francia era la nación más civilizada del mundo, porque era la más sociable y educada.

Estas mujeres eran Julie de Lespinasse (1732-1776), Marie-Jeanne Roland (1754-1793), Giustina Renier Michiel (1755-1832) y Elisabetta Mosconi Contarini (1751-1807).

[53]​ Ejercer la correspondencia literaria, enviar noticias, libros o literatura, incluso los elogios y las críticas era mostrar el compromiso de uno con la comunidad en su conjunto.

Por lo tanto, enviar una carta o adquirir un libro era un signo de devoción personal que generaba una deuda social a satisfacer.

[54]​ En 1995, Anne Goldgar publicó Impolite learning: conduct and community in the Republic of Letters, 1680–1750.

Por otra parte, la república literaria, en teoría, ignoraba la nacionalidad y la religión de sus miembros.

Muchos libros publicados en los Países Bajos, por ejemplo, solo encontraron su camino a prensas holandeses porque estaban prohibidos en Francia.

[58]​ Pero los intermediarios no se limitaban a los más afectados por las negativas; también contribuyeron al éxito de muchas transacciones.

Cuando un puñado de librepensadores franceses en el segundo cuarto del siglo xviii se encontró con la metodología y los logros de la ciencia newtoniana, la filosofía experimental y la incredulidad se mezclaron en un cóctel explosivo, que dio a sus bebedores los medios para desarrollar una nueva ciencia del hombre.

Voltaire (1694-1778), autor de una copiosa correspondencia —unas 20 000 cartas a lo largo de su vida— que se conserva en la actualidad.
Edificio del Instituto de Francia
Primer ejemplar del Journal des Sçavans (portada).
Pierre Bayle , filósofo y escritor francés, conocido por su Dictionnaire historique et critique (4 vols., 1695-97).
Portada del primer ejemplar del Acta Eruditorum , de 1691.