De aquí tomó el seudónimo con el que firmó su obra poética: Pere Quart.
En este grupo se combina la influencia del vanguardismo con el humorismo más local y el gusto por el rigor y la obra bien hecha, estos autores practican una literatura a medio camino de la iconoclastia vanguardista, de carácter cosmopolita.
Más tarde en 1925 fundan las ediciones la Mirada, iniciativa editorial que publicará dieciocho volúmenes y hojas sueltas de autores como Carner, Riba o ellos mismos.
Es durante este período cuando en el autor comenzó a gestarse un fuerte compromiso político y social que confluirá con la creación de composiciones revolucionarias y de corte nacionalista, como por ejemplo el poema Oda a Barcelona o la obra teatral La fam.
Este último hecho será muy importante en la trayectoria vital y literaria del autor, ya que en la mencionada editorial conocerá a varios estudiantes universitarios, muchos de ellos futuros profesores e intelectuales influyentes como Joaquim Molas, Antoni Comas, Francesc Noy y Sergi Beser.
Es una obra escéptica, sarcástica, en la que se muestra su gran compromiso con la realidad social y política del país.
En 1982 rechazó la Creu de Sant Jordi y se convirtió en un personaje incómodo para los políticos.
Su actividad pública y la obra poética han relegado a un segundo plano tanto la producción narrativa —esporádica y centrada en el relato breve—, como la prosa de carácter más periodístico o el teatro.
Su situación comienza a cambiar cuando, en 1955, acepta la dirección de una colección de novela catalana en la editorial Aymà (posteriormente Ediciones Proa y, actualmente, integrada dentro del grupo Enciclopedia Catalana).
Oliver declaró en diversas ocasiones que se sentía, por encima de todo, un autor dramático «frustrado por las circunstancias».