Esta revolución puso fin así a la década moderada (1844-1854) y dio paso al bienio progresista (1854-1856).El pronunciamiento lo inició el general O'Donnell el 28 de junio de 1854, pero el enfrentamiento dos días después con las tropas fieles al gobierno en la localidad cercana a Madrid de Vicálvaro —lo que dará nombre a la rebelión: «La Vicalvarada»— resultó indeciso (ambos bandos se proclamaron vencedores), por lo que las fuerzas de O'Donnell se retiraron hacia el sur vagando por La Mancha y encaminándose a Portugal, aguardando que otras unidades militares se sumaran al movimiento.[1] En su persecución salieron las tropas del gobierno, dejando desguarnecida la capital, un hecho que resultaría decisivo en los acontecimientos posteriores.El general O'Donnell se reunió en Manzanares con el general Serrano, quien le convenció de que era necesario dar un giro al movimiento ofreciendo cambios políticos «que no figuraban en sus intenciones iniciales».Así dio comienzo el bienio progresista,[8] marchando María Cristina de Borbón al exilio en Francia.
Centinela de una de las barricadas de la calle de Toledo, en
La Ilustración
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