[13] Sea como fuere, en los papeles aducidos para su matrimonio consta que fue nacido en Sevilla y sus padres, adoptivos o no, fueron Diego Rivero y Teresa Morón (este apellido pudo suscitar la confusión, también), aunque, según Méndez Bejarano, apenas podían subsistir trabajando con un telar y lo mandaron a pedir limosna desde los seis años; su medio hermano de adopción habría sido zapatero.
También según Méndez Bejarano, buscando mejores oportunidades, la familia se trasladó de Morón a Sevilla.
Rivero denunció con energía el asesinato del candidato a Cortes en Murviedro por el Partido Demócrata, Tomás Bru, y fue elegido en su lugar; fue el único representante del Partido Demócrata en el Congreso de 1858 a enero de 1863, cuando Estanislao Figueras obtuvo también un escaño, y destacó especialmente por sus primeros discursos, en los que criticó con dureza la clausura de las Cortes del Bienio por parte de O'Donnell y atacó violentamente el presupuesto de la casa real; en una ocasión llegó a decir, señalando el trono: Jefe del recién nacido Partido Democrático, integrado entonces por José María Orense, Estanislao Figueras, Eduardo Ruiz Pons, Manuel Becerra, el conde de las Navas, Narciso Monturiol, Emilio Castelar, Cristino Martos etcétera, escribió en El Siglo (1848) y fundó en 1856 y dirigió La Discusión hasta 1864, en que le sustituyó Francisco Pi y Margall; en este periódico, órgano del Partido Demócrata, trabajaron Juan Pablo Nogués, José María Carrascón, Emilio Castelar -a quien Rivero sacó de La Soberanía, lo que le valió a Rivero una agria contienda con Sixto Cámara-, Vicente Romero Girón, Juan de Dios Mora, Roque Barcia, Roberto Robert y otros muchos acreditados escritores demócratas.
Cuando hubo una revolución socialista en Loja acuadillada por el veterinario Rafael Pérez del Álamo, Rivero trabajó muchísimo para evitar la violenta represión del gobierno, lo que le ganó mucha popularidad.
Sostuvo buenas relaciones con el jefe de la minoría conservadora, González Bravo.