Becerra, que mostró desde joven talento matemático, fue instruido en ciencias exactas por José Subercase, profesor de la Escuela de Ingenieros de Caminos.
[4] Políticamente destacó por sus ideas progresistas y revolucionarias, que le llevaron a participar activamente en la Revolución de 1848, lo que le valió ser encarcelado en varias ocasiones y tener que buscar refugio en el extranjero en otras.
En 1854 volverá a participar en los movimientos revolucionarios que darán lugar al Bienio Progresista (1854-1856) y, tras el golpe de Estado del general O'Donnell que le puso fin, será detenido, desterrado a Bilbao y posteriormente se exiliará en Francia.
Una década después de su fallecimiento se le dio su nombre a una plaza de Madrid.
[9] Se dice que estuvo enamorado de su perro llamado Tyson y por eso junto a la placa conmemorativa hay una figura de un perro.