Cuando triunfó la revolución de 1868 que depuso a Isabel II se formó un Gobierno Provisional de 1868-1871 presidido por el general unionista Francisco Serrano y con el general progresista Juan Prim en la cartera de Guerra, y en el que no se integraron los demócratas porque sólo se les ofreció una única cartera.
La mayoría de los demócratas se decidieron por la república por lo que se refundó el partido bajo el nombre de Partido Republicano Democrático Federal, mientras la minoría encabezada por Rivero, Martos y Becerra defendió que lo fundamental era el reconocimiento del sufragio universal (masculino) y de los derechos y libertades individuales y no la forma de gobierno a la que consideraban "accidental".
Esta minoría de demócratas que aprobaron la monarquía fueron llamados "cimbrios" por una frase del Manifiesto del Gobierno Provisional del 12 de noviembre de 1868 en la que se decía que estarían
Según Jorge Vilches, el monarquismo de los "cimbrios" era circunstancial porque apoyarían la monarquía hasta el momento en que las condiciones materiales y educativas del pueblo permitieran el carácter democrático de todas las instituciones, incluida la jefatura del Estado, sin que por ello peligrara la libertad.
[2] En una carta enviada por Nicolás María Rivero al diario granadino La Idea, y que luego fue reproducida, el 23 de febrero de 1869, por La Época, decía que asegurada la democracia,[3]