Los seis gabinetes que se sucedieron durante este período no fueron capaces de solucionar la crisis, agravada por el conflicto independentista en Cuba, que había comenzado en 1868, y una nueva guerra carlista, iniciada en 1872.Fernando VII de Borbón había muerto en 1833 sin herederos varones y, anticipándose a ello, había abolido la Ley sálica en 1830 a favor de su hija recién nacida Isabel II.[9] Por otra parte, las últimas investigaciones llevadas a cabo por Alvarado Planas y reunidas en su publicación Masones en la nobleza de España (2016) señalan que, pese a lo sostenido, Amadeo no fue masón.[10] En 1869 Víctor Manuel II nombró entonces a un nuevo embajador en la persona de su leal general y senador Enrico Cialdini, el cual conocía bien España.En la práctica actuó como representante personal del rey, que se había adjudicado todo el expediente de las relaciones con España.Inmediatamente, una comisión parlamentaria se dirigió a Florencia para dar parte al duque; el 4 de diciembre acepta oficialmente esta elección, embarcando poco después rumbo a España desde el puerto de La Spezia.Mientras Amadeo I viajaba a Madrid para tomar posesión de su cargo, el general Juan Prim, su principal valedor, murió el 30 de diciembre por las heridas sufridas en un atentado tres días antes en la calle del Turco en Madrid.Como ejemplo de ello baste reproducir unas líneas del discurso ante las primeras Cortes de la nueva monarquía del líder republicano Emilio Castelar: Amadeo tuvo grandes dificultades debido a la inestabilidad política española.La Unión Liberal, salvo Francisco Serrano y un pequeño sector, abrazó la aún expectante causa borbónica.Los progresistas se habían escindido en radicales, dirigidos por Ruiz Zorrilla, y constitucionalistas, encabezados por Sagasta.Ese mismo día los reyes ya fueron advertidos de la noticia que indicaba que se iban a cometer atentados contra ellos en las calles de Madrid, pero el rey, haciendo oídos sordos a las indicaciones, dijo:[13]Tenía alrededor de cincuenta años, vestía pobremente y nunca lo pudo llegar a identificar.Una vez llegaron al Palacio Real y estuvieron a salvo, Amadeo I quiso salir nuevamente al lugar del ataque, pero los ruegos de las personas que se encontraban a su alrededor en ese momento evitaron la idea.Siamo una gabbia di pazzi — No entiendo nada, esto es una jaula de locos».[17] La guinda la puso[aclaración requerida] un conflicto entre Ruiz Zorrilla y el Cuerpo de Artilleros.Ese mismo día, Congreso y Senado se reunieron en sesión conjunta a deliberar (contraviniendo el artículo 47 de la Constitución).Las Cortes, penetradas de tal verdad, hubieran hecho, a estar en sus manos, los mayores sacrificios para conseguir que V.M.Estas Cortes saben que la Nación española no ha degenerado, y esperan no degenerar tampoco ellas mismas en las austeras virtudes patrias que distinguieron a los fundadores de la libertad española.Esa misma tarde del 11 de febrero se proclamó la Primera República Española.[4] Totalmente disgustado, después de abdicar Amadeo se trasladó a Lisboa acompañado del jefe del gobierno y su último apoyo, Manuel Ruiz Zorrilla, y de allí regresó a Turín, su ciudad natal, donde fijó su residencia en el Palazzo Cisterna junto con su esposa y sus tres hijos.Su amigo Puccini compuso en su memoria la famosa elegía para el cuarteto de cuerdas Crisantemi.[20] Amadeo dio su nombre al lago Amadeus en el centro de Australia.La ciudad de Turín le dedicó una calle céntrica y un hospital especializado en enfermedades infecciosas.Uno de los nietos de Amadeo, Aimón, reinaría brevemente en Croacia entre 1941 y 1943 como Tomislav II.Del primer matrimonio con la princesa María Victoria dal Pozzo della Cisterna nacieron tres hijos:[2] Del segundo matrimonio con la princesa María Leticia Bonaparte nació un niño: El conde de Romanones a principios del siglo XX lo retrató así:[4]En un paseo en carroza por Madrid, el secretario y cicerone que lo acompañaba le indicó que pasaban cerca de la casa de Cervantes y él respondió sin inmutarse: “Aunque no haya venido a verme, iré pronto a saludarlo”.Cabría replicar que casi todos los reyes de España lo han sido y ello no les ha impedido reinar, pero además, en el caso de Amadeo, es falso, puesto que era muy aficionado a las novelas pornográficas francesas.