Interesado por la poesía trovadoresca medieval catalana, hizo una antología] de los mismos en 1858, Los trobadors nous (1858), que le supuso ser miembro activo de la Renaixença.
Estrenó varios dramas en el Teatro Principal de Barcelona, como Pedro el Católico, rey de Aragón (1842), Roger de Flor (1844) o Medio Rey y medio vasallo, todas ellas obras con carácter histórico.
Barcelona, Juan Oliveres, 1846, y, sobre todo, su Historia crítica (civil y eclesiástica) de Cataluña, Barcelona: Aleu y Fugarull, 1876-1878, 9 tomos en ocho volúmenes, como respuesta a la Historia de Cataluña (1868) de Víctor Balaguer.
Aunque sus puntos de vista son algo anexionistas, ya que cree en la existencia de una "Confederación Catalano-Aragonesa", un concepto ucrónico que ha sido muy discutido tanto por valencianos como aragoneses y mallorquines, se esfuerza por explicar los acontecimientos y no solo los describe.
En cuanto a sus obras sobre la lengua catalana, destaca el documentado estudio La lengua catalana considerada históricamente (1858); deseoso de fijarla de alguna manera en los tiempos modernos, compuso unos Estudios del sistema gramatical y crestomatía la lengua catalana (1864).