[2] Cuatro años más tarde, en 1019, se dotó al edificio de manera generosa, con lo que pudieron iniciarse las obras de un claustro y sus dependencias, ampliándose en 1031[3] y en 1064, siempre en estilo románico.
A este propósito, en 1292, el tesorero Guillén Jofré hizo donación de 10 000 sueldos catalanes.
Siguieron los arquitectos Guillermo Cors, Francisco Saplana y Pedro Sacoma que dio fin a la cabecera en 1347.
Hay que destacar también la catedral episcopal románica del siglo XI situada sobre la capilla mayor; el retablo mayor, de plata dorada y esmalte, obra maestra de la orfebrería gótica realizada por Bartomeu entre 1320 y 1357.
Uno de los principales arquitectos (y también escultor) del siglo XVII fue Pere Costa i Cases.
En 1606 se puso la primera piedra de esta fachada pero las obras se demoraron y no continuaron hasta 1680, parándose de nuevo y avanzando lentamente durante los años sucesivos.
Hasta 1960 no se dio por terminada la obra y en los dos años siguientes, los escultores locales Josep M. Bohigas, Antoni Casamor, Jaume Busquets y Domènec Fita realizaron las esculturas monumentales que se instalaron en las hornacinas vacías.
En la segunda zona, en los dos tramos antes de llegar al presbiterio, se abren amplios ventanales góticos y debajo, las ventanas del triforio que recorren ambos muros.
También se conserva la silla episcopal románica, elaborada en mármol de una sola pieza.
En el coro se encuentra el órgano moderno de 1943 que sustituyó al del siglo XVI construido por el maestro J. Bordons.
La comenzó el maestro Bartomeu en 1325, la continuó Ramón Andreu de Gerona y la finalizó Pedro Bernés[7] hacia el año 1358.
La restauración se llevó a efecto casi inmediatamente, antes de acabar el siglo, con técnicas que, pasado el tiempo, dejaron los vidrios con apenas unos trazos y colores desvaídos de lo que fue la vidriera original.
Están repartidos por todo el edificio y algunos son verdaderas obras de arte.
Pueden destacarse como los más importantes los siguientes: Las capillas de San Bernardo, Santa Marta, San Isidro, Esperanza y Santa Elena, acogen en su interior varias sepulturas de los siglos XIII, XIV, XV y XVI.
Destacan, entre ellas: El claustro románico, obra del escultor Arnau Cadell es del siglo XII, con planta trapezoidal determinada por las murallas precedentes, el lateral norte de la catedral y los edificios que se conservaban de épocas anteriores.
Pero al restaurarla se colocó una cabeza sin los ojos vendados, puesto que todo el mundo conocía la figura como el ángel por sus alas y al no verse la venda por lo alejado del suelo de la figura.
Según la leyenda, existía una mujer que se dedicaba a las malas artes de la brujería para demostrar su odio a la religión y tenía la costumbre de tirar piedras contra el templo.
Un día, por obra divina, se convirtió en piedra y la colocaron en la catedral para que por su boca no salieran más maldiciones ni insultos sino agua limpia de lluvia.