La misión principal del concilio fue condenar todas las herejías, sobre todo el priscilianismo, y reafirmar la fe de Nicea.
Además, se establecieron un conjunto de cánones respecto al comportamiento de los clérigos.
Los obispos Cartaginenses, Tarraconenses, Lusitanos y Béticos, redactaron veinte cánones y XVIII artículos de fe contra las herejías.
Fueron redactadas las XVIII profesiones de fe contra las herejías, precedidas de un texto doctrinal en forma de credo: La inclusión de la cláusula Filioque generó posteriormente serias disputas teológicas, originando la escisión de la Iglesia ortodoxa.
El obispo Sinfosio dijo: Pasaron 127 años antes de que se celebrara el II Concilio de Toledo.