Rigalt está considerado como el primer paisajista del natural en Cataluña y, por lo tanto, el precursor de una escuela a la que pertenecieron figuras como Martí Alsina y Joaquín Vayreda.
Destacan sus dibujos y sus obras pictóricas a través de las cuales reivindica el género del paisaje en la línea romántica que a partir de él será un género apreciado y cultivado en Cataluña.
Además, fue uno de los primeros catalanes que empezó a cultivar el paisaje como género en sí mismo.
Pablo Rigalt fue discípulo predilecto de Joseph Flaugier, el importador a Cataluña del clasicismo francés.
Estuvo siempre delicado durante los ochenta años que contó de vida.
Así, finalizada la guerra encontramos dos corrientes que conviven en la pintura española: la tendencia consevadora de tradición diocechesca representada por Vicente López Portaña y la novedad neoclásica en artistas como José Madrazo.
[9] Aunque sus pinturas fueron realizadas en el taller, Rigalt acudió al natural para realizar los dibujos preparatorios, y es así como el artista tomó tanta afición a los estudios en plena naturaleza que le llevaron a plasmar en sus dibujos los aspectos más variados de nuestro paisaje rural y urbano.
[12] Rigalt vio el paisaje de una manera totalitaria y en general, ciñéndose a unas proporciones racionales.
Metódico en todo y cuidadoso como era, tuvo cuidado de poner al pie de los dibujos el nombre del sitio reproducido y la fecha del trabajo lo que ha permitido adivinar los lugares por dónde fue pasando.
Luis Rigalt, que era un gran dibujante por naturaleza, no había nacido para pintor; resultaba mucho más colorista con su lápiz con una paleta.
Rigalt tomaba sus paisajes siempre del natural y con ellos elaboraba sus composiciones en el taller.
Puede afirmarse que sus óleos aparecen más ligados a las tendencias conservadoras de la época, aunque también apreciamos en ellos una evolución.