Era hijo del dorador Salvador Viladomat Ràfols y de Francesca Manalt.
La temprana muerte de su primer maestro (1691) le llevó a entrar como aprendiz en el taller del pintor Joan Baptista Perramon (1692), con el que permaneció entre seis y nueve años.
Su dilatada trayectoria le permitió pintar para casi todos los conventos y monasterios de Barcelona, siendo la pintura religiosa el género que más conreó.
Por su taller, donde enseñaba el arte del dibujo -Viladomat fue un gran dibujante-, pasaron numerosos aprendices que buscaban perfeccionarse o aprender los rudimentos de esta difícil disciplina.
En la actualidad existe en Barcelona una calle dedicada a este pintor.