Conforme fueron ampliándose los conocimientos geográficos de los griegos, este término fue muy empleado para referirse a la península, pero aun así, se interpretaba como el punto más occidental del Mediterráneo, sin especificar.
En cambio, las fuentes latinas utilizaron el término Hispania, de posible origen fenicio-cartaginés (y-spny –"costa del norte"–).
Las fuentes semitas hacen referencia a esta cultura con el nombre de Tarshish, como una zona al extremo del Mediterráneo occidental, caracterizada por su riqueza metalífera, y que se relaciona con la navegación fenicia.
La presencia griega en la zona fue efímera, manteniéndose como una región desconocida e inaccesible, excepto para los fenicios y sus sucesores, los cartagineses.
La minería era la base de una metalurgia del bronce, el hierro y los metales preciosos, muy demandada por los pueblos colonizadores.
La descripción que Plinio el Viejo hace de la costa hispana, o la que Estrabón hace de la Turdetania, son elogiosísimas, inaugurando un verdadero género literario (las Laudes Baeticae o Laudes Hispaniae):[22] [24] Las orillas del Betis son las más pobladas ...
Las tierras están cultivadas con gran esmero ... la región presenta arboledas y plantaciones de todas clases admirablemente cuidadas ...
Sus manufacturas textiles fueron apreciadas por los romanos, que en ocasiones pedían como tributo millares de prendas llamadas sago.
Algunos núcleos urbanos estaban ubicados con otros criterios, como Talabriga (Talavera, literalmente "ciudad del valle") o Pintia.
Los Pelendones ocuparon entre otros el asentamiento de Contrebia Leucade, situado en la actual Aguilar del Río Alhama.
El ejercicio de la guerra era considerado una actividad virtuosa, y eran muy numerosos los mercenarios, circunstancia que las fuentes romanas atribuyen a la pobreza generalizada.
Los celtíberos proporcionan para la guerra no sólo hábiles jinetes, sino también soldados de infantería, excelentes por su vigor y valor.
Según Boardman[cita requerida] hay 3 fases dentro de la colonización tanto fenicia como griega: Desde finales del siglo XI a. C. hasta finales del siglo VI a. C., pueblos indoeuropeos entraron en la península ibérica por los Pirineos en busca de tierras donde poder asentarse.
A finales del segundo milenio a. C., los fenicios fundaron sus primeras colonias en el sur de la Península, entre las que destaca Gadir.
Aunque la evolución de la dehesa protohistórica no se conoce en Extremadura con detalle, cabe suponer que esta región sufriría un proceso similar con un aumento de la desforestación debida en parte a explotaciones mineras, aunque en áreas agrícolas como las Vegas del Guadiana, lo más lógico es suponer un proceso de creciente colonización agrícola, seguramente asociado a un hecho cultural tan destacado como la introducción del policultivo mediterráneo.
La introducción paulatina de ciertas mejoras en procesos industriales y agrícolas, así como la utilización del alfabeto púnico (en la escasa epigrafía tartésica e íbera) se produjeron en continuidad con la época fenicia.
No obstante, en el 219 a. C. Roma dio garantías a una ciudad greco-íbera situada muy al sur del Ebro (Arse, la actual Sagunto) de que la tomaba bajo su protección.
Abundaba también en las zonas de Levante, Cataluña (famoso el que hoy llamamos del Maestrazgo, Tarragona) y Aragón.
Los numantinos excedieron el plazo del día, al convenir que muchos aún disponían de la libertad y querían darse muerte ...
Ni eran solos los Españoles a quererle por su caudillo, sino que este mismo tenían los soldados venidos de la Italia.
[73] A la fertilidad de la tierra únese el no tener apenas animales dañinos; las mismas "liebrecillas" [en realidad conejos, desconocidos para los romanos], según dicen, no son indígenas, sino descendientes de una pareja introducida de la tierra firme vecina; la especie se propagó en tal abundancia, que los habitantes, viendo derribadas sus moradas a causa de las galerías abiertas bajo tierra por ellas, y destruidos sus árboles, tuvieron, como ya hemos dicho, que pedir auxilia a los rhomaíoi; pero ahora la destreza adquirida en su caza no da lugar a que el mal se reproduzca, sino que los propietarios cultivan sus campos con fruto.
La resistencia de los pueblos cántabros y astures fue muy dura y prolongada, aunque la identificación de su líder indígena (Corocotta) parece ser más bien una mitificación actual sustentada en una fuente antigua (Dion Casio) que no lo ubica claramente ni en el tiempo ni en el espacio.
En esta región vivían pueblos valerosísimos, los cántabros y los astures, que no estaban sometidos al Imperio.
Luego dividió al ejército en tres partes e hizo rodear toda Cantabria, encerrando a este pueblo feroz en una especie de red, como se hace con las fieras.
Y no era a ciegas que aquellos bárbaros emprendían este ataque, sino que, poniendo su campamento junto al Asturam flumen [el río Esla] y dividiendo el ejército en tres columnas, se prepararon para atacar simultáneamente los tres campamentos romanos.
Así, los astures, trabajando la tierra, comenzaron a conocer sus propios recursos y riquezas mientras las buscaban para otros.
facunda loquitur Corduba, gaudent iocosae Canio suo Gades, Emerita Deciano meo: te, Liciniane, gloriabitur nostra, nec me tacebit Bilbilis.
de sus dos Sénecas y su incomparable Lucano / habla la elocuente Córdoba; / se regocija de su Canio la alegre Gades, / Mérida de mi querido Deciano: / contigo, Liciniano, se gloriará nuestra / Bílbilis y no me silenciará a mí.Continuó el culto a las numerosas divinidades prerromanas (Epona, Ataecina, Cernunnos, Zephyros-Favonius, Lug, Netón), al que se añadió, como elemento homogeneizador, el culto imperial, testimoniado en templos en Hispalis, Asturica Augusta, Baelo Claudia y Tarraco.
Uno de los emperadores más decisivos en ese proceso fue Teodosio I el Grande, cuya ciudad natal pudo ser Coca o Itálica.
Pollet hoc felix per orbem / Terra Ibera stemmate: / Hic locus dignus tenendis / Ossibus visus Deo, / Qui beatorum pudicus / Esset hospes corporum.