Avanzado el período ibérico, la Contestania pudo alcanzar por la costa Thiar (Pilar de la Horadada), Los Nietos (junto al Mar Menor) y, tras el Promontorio Escombrario, Carthago Nova (Cartagena, la capital iberopúnica).Más hacia el interior se llegaba a la Oretania (en las actuales tierras de Jaén y Ciudad Real).Los dos grandes núcleos jerarquizadores de la Contestania clásica parece que fueron Saiti (Játiva), con una destacada producción monetaria, e Ilici (La Alcudia de Elche), con un brillante desarrollo escultórico en el Ibérico antiguo y un pujante estilo cerámico decorado en el Ibérico final.Un enclave contestano posiblemente fronterizo fue La Bastida de les Alcusses (Mogente), en donde los hallazgos arqueológicos apuntan hacia su difícil posición defensiva.En el caso contestano, su temprana apertura a las influencias mediterráneas ejercidas por los comerciantes fenicios y griegos, facilitó su posterior inserción en proyectos estatales dirigidos por poderes exteriores.Estos contactos culturales y comerciales permitieron el desarrollo del sustrato indígena, dando origen a un periodo orientalizante (siglos VIII-VI a. C.) que determinó la aparición de la cultura ibérica a finales del siglo VI a. C. En el área del actual Alicante confluyeron en el siglo VI a. C. influjos culturales procedentes de Tartessos y su área de influencia mastiena, cuya capital Mastia se encontraba en la actual Cartagena, con otros provenientes de los iberos del Levante, dando origen a un grupo mal conocido denominado Gimnetes.La expansión de la cultura tartésica por el Sureste se hace patente en yacimientos del Bronce Final como Los Saladares (Orihuela) y Peña Negra (Crevillente).