Lancia (ciudad)

En el año 25 a. C. el general romano Publio Carisio atacó la ciudad y consiguió someterla, pero la libró de ser destruida por sus soldados para que «sin quemar fuese mejor monumento a la victoria romana» («ut cum in captam urbem faces poscerentur aegre dux impetrauerit ueniam ut uictoriae Romanae stans potius esset quem incensa monumentum»).

Se reconstruyó como ciudad romana a lo largo del siglo I y se abandonó definitivamente en el siglo IV, al menos en la zona central de la ciudad; es posible una cierta pervivencia en áreas periféricas, delatada por materiales sueltos fuera de contexto estratigráfico.

Las referencias más antiguas se pueden rastrear ya en el siglo XVI y lo reconocen desde los siglos XIX y XX arqueólogos e investigadores como Saavedra, Ricardo Velázquez Bosco, el Padre Fita, Gago Rabanal, J. Sanz Martínez, Antonio Blázquez, José María Luengo, Francisco Jordá Cerdá, Eladio Isla, Carmen García Merino y Manuel Abad, quienes contribuyeron de forma notable al progreso de las investigaciones.

Recientemente, la construcción de la autovía A-60 (León-Valladolid) ha sacado a la luz un interesantísimo barrio industrial con hornos y fundiciones, una edificación con planta basilical y una necrópolis, entre otros múltiples restos, que, dada la cercanía al yacimiento central de Lancia, se interpretan como el emplazamiento que las fuentes documentales denominan Sublancia.

Las estructuras más importantes se exhumaron debajo de la estancia VIII, según la numeración que Jordá asignó a las termas por él descubiertas, identificada posteriormente como apodyterium.

El primero estaba formado por una superficie empedrada con pequeños guijarros de río que se disponía sin demasiado orden sobre parte del área intervenida.

Tras las guerras de Augusto contra cántabros y astures, la vida en el asentamiento continuó.

Este pervive sin aparentes problemas durante el siglo I d. C. e, incluso, da muestras de un cierto vigor económico hacia el final de esa centuria y durante la siguiente, hecho que parece confirmar tanto el posible acceso a la condición de municipium en época flavia (fines del siglo I d. C.), como el impulso urbanístico que suponen la construcción del macellum a principios o mediados del siglo II d. C. y las thermae, quizá algo anteriores en su fase inicial pero modificadas a la vez que se construye el edificio comercial.

Es así cronológicamente posible una concesión del estatuto municipal flavio para Lancia en el último cuarto del siglo I d. C., el desempeño de una magistratura municipal por parte de Maro en su ciudad natal y la culminación, ya bien entrado el siglo II, de su carrera política en Asturica Augusta y Tarraco.

Quizá este estado de la cuestión puede cambiar en algo si analizamos los nuevos datos arqueológicos.

Desde el punto de vista arqueológico todo parece indicar que los dos edificios que conocemos, un macellum y unas pequeñas termas, pertenecen cronológicamente a los últimos años del siglo I d. C. o a los primeros del II, estas últimas, y a principios o mediados del siglo II, el primero.

Este edificio, en su última fase de uso, estaba dividido en dos espacios diferentes, probablemente para facilitar su uso por mujeres y hombres al mismo tiempo.

El edificio del macellum presenta tres cuerpos: una zona de entrada que se abre a uno de los cardos (probablemente el cardo máximo) de la ciudad, un cuerpo en donde se sitúan las tiendas, que son seis en total, y un patio trasero, probablemente dedicado a funciones de corral para estabular el ganado que posteriormente se sacrificaría y se vendería en el mercado.

[8]​ Más recientemente hay teorías según las cuales la antigua Lancia podría ubicarse en el castro de las Labradas, en Arrabalde (Zamora).

[9]​[10]​ Según Nicolás Santos, la identificación del yacimiento de El Castro (Villasabariego) con Lancia no puede basarse en los testimonios arqueológicos arrojados hasta el momento por las excavaciones realizadas, ya que no encajan con los relatos de los historiadores grecolatinos.

Imagen gráfica de lo descrito en el texto de la izquierda.
La conocida como « Fíbula de Lancia », fíbula celtíbera de bronce hallada en Lancia (siglo III o II a. C., M.A.N. , Madrid ).
Vista aérea cenital parcial del yacimiento arqueológico de Lancia.