Ya durante su etapa universitaria se inició en los estudios arqueológicos gracias a su mentor y maestro Luis Pericot.
En numerosas ocasiones contaba a sus discípulos sus experiencias personales durante la Segunda República, que vivió con gran intensidad.
Iniciada la guerra civil española fue apresado por los franquistas y condenado a muerte.
Entre tanto tuvo oportunidad de viajar al territorio del Sahara español, donde realizó importantes descubrimientos.
Aunque se jubiló en Salamanca en 1984, siguió ejerciendo su labor investigadora como profesor emérito casi hasta el día de su muerte.