Un túmulo, palabra proveniente del latín tumulus (elevación),[1] es el nombre que recibe el montón de tierra y piedras levantado sobre una tumba o varias,[1] y que se remonta a la época de las edades de Piedra, del Bronce y del Hierro.
Originariamente consistía en una pila de rocas que recubrían directamente el cuerpo, pero su estructura fue modificada a lo largo de los siglos y estos enterramientos fueron cubiertos por tierra hasta formar verdaderas colinas artificiales, creciendo de tamaño hasta llegar a convertirse en cámaras funerarias en las que reposaban tanto el guerrero muerto como sus armas y sus principales pertenencias.
En ocasiones albergaban el enterramiento de numerosos individuos.
Cuanto menos visibles desde lo lejos eran los asentamientos, más visibles se hacían los túmulos, a modo de indicadores de que el territorio estaba ocupado.
Se suelen distinguir por su forma y reciben los siguientes nombres: