Numancia

La coalición consiguió derrotar a un ejército de 30 000 hombres mandados por el cónsul Quinto Fulvio Nobilior.

La ciudad fue repoblada, posiblemente con pueblos celtíberos vecinos, y sufrió nuevas destrucciones durante las Guerras Sertorianas.

En el siglo III comienza su decadencia definitiva, y generalmente se considera que la ciudad dejó de ser ocupada en el siglo IV d. C., aunque nuevos hallazgos sugieren un asentamiento visigodo en el siglo VI d. C.[2]​ Las fuentes clásicas adscriben la ciudad alternativamente al pueblo de los pelendones o de los arévacos.

Plinio el Viejo afirma que se trataba de una ciudad pelendona, aunque otros autores, como Estrabón y Ptolomeo, la sitúan entre los arévacos.

No quedando claro el auténtico precursor de la ciudad de Numancia, actualmente se considera que la zona fue controlada originalmente por los pelendones, hasta que fueron desplazados por los arévacos hacia el norte de Soria a partir del siglo IV a. C. Durante las guerras celtibéricas, Numancia sería una ciudad arévaca, y bajo la administración romana se restituiría a los pelendones.

[cita requerida], Numancia sería una palabra celta de origen indoeuropeo que podría significar: Los primeros asentamientos humanos en Numancia se establecieron en el III milenio a. C., cuando la zona era densamente boscosa y contaba con una fauna rica en ciervos, jabalíes, osos, lobos, liebres, conejos, caballos, etc.

La región tenía un clima muy duro, con fuertes heladas y nevadas abundantes, donde soplaba el cizicus o cierzo, un frío viento del norte.

Hacia el siglo VII a. C., en este asentamiento se utilizaban cerámicas hechas a mano, con formas bitroncocónicas.

En este momento, hacia el 350 a. C., Numancia pasó a tener un número importante de habitantes y nació como ciudad.

Todas estaban diseñadas de manera que pudiesen cortar el viento norte.

En cuanto a la alimentación: La carne se alternaba con los cereales, frutos secos y legumbres.

También había vino con miel y la famosa cerveza llamada caelia, hecha de trigo fermentado.

La carne y la leche fueron los alimentos básicos de su dieta, infiriéndose esto último por diversas representaciones cerámicas, las cuales demuestran que los animales más importantes fueron el conejo, el buey, la cabra y la oveja.

Pueblos como los arévacos, vacceos, tittos, bellos o lusitanos opusieron una heroica resistencia en una fase intermedia de la conquista.

Durante los dieciocho años siguientes se alternaron periodos de paz y de conflicto, en los que habitualmente el ejército celtíbero salía victorioso frente a contingentes romanos, mucho más numerosos.

Tal fue el esfuerzo personal con que aquel experimentado soldado se aprestó a la empresa.

Así, para quitarles apoyo y favor de otros pueblos, se dirigió primeramente contra los vacceos, a quienes los numantinos compraban víveres, arrasó sus campos, recogió lo que pudo para la manutención de sus tropas y amontonando lo demás, le prendió fuego.

Como quiera que los pallantinos de Complanio hostigaran a los forrajeadores romanos, mandó para rechazarlos a Rutilio Rufo, tribuno entonces y escritor de estos hechos, dice Apiano; y cubriendo la retirada el mismo Escipión, pudo salvarlo con su caballería.

Siguiendo hacia el NE, desde Peñas Altas se encuentra otra eminencia, Valdevortón, donde un antiguo canal de desagüe indicó al explorador la existencia de un campamento, cuyos escasos restos pudo encontrar.

Escipión regresó a Roma y allí celebró su triunfo desfilando por las calles con cincuenta de los numantinos capturados.

Esta posición era estratégica, ya que abarcaba toda la circunvalación y estaba defendida por abruptas pendientes.

Como en los otros casos, aquí también existe una puerta pretoria, la cual estuvo protegida, desde el interior del recinto, por dos torres de formidables proporciones.

Según Apiano, Escipión mandó levantar dos castillos para cortar el curso del río Duero.

También era el campamento más expuesto a las embestidas de los numantinos, por lo que tenía defensas reforzadas con respecto al resto.

Es el campamento que tenía mejor defensa natural, pues se situaba a una altitud de 1.050 metros.

En este lugar se han hallado claras huellas del campamento, especialmente vasos romanos, incluida una ánfora muy trabajada por labores agrícolas.

Esta segunda ciudad celtibérica sería destruida al final de las Guerras Sertorianas.

La actitud de los numantinos impresionó tanto a Roma que los propios escritores romanos ensalzaron su resistencia, como Plinio o Floro, convirtiéndola en un mito, que se unió a los de otras ciudades y pueblos de la península que lucharon hasta el final, como Calagurris, Estepa o las ciudades cántabras, entre otras.

Diversas instituciones culturales y educativas han emitido artículos en contra de este plan, debido al impacto paisajístico que causaría, si bien los restos en sí no resultarían dañados, como se establece desde instancias oficiales.

Para intentar contrarrestar las críticas, se ha realizado una reconstrucción virtual junto al hito que señala la localización del campamento, tal como lo estableció Schulten.

Ruinas de la ciudad de Numancia.
Reconstrucción de una vivienda celtibérica en Numancia.
Fases de la invasión romana de Hispania, con la campaña de invasión de Numancia.
Conquista hasta el -210 Hasta Octavio Augusto Campaña de Agrippa
Numancia de Alejo Vera y Estaca (1881).
Toma de Numancia , óleo sobre lienzo de Antonio Guerrero , Real Academia de Bellas Artes de San Fernando . Primer premio de pintura en 1802. Recortado por la derecha donde el lienzo presenta un daño importante.
La fragata blindada Numancia , bautizada así en recuerdo de la ciudad celtíbera, al igual que un anterior navío de línea y la actual fragata Numancia .
Jarrón numantino del siglo I a. C. Museo Numantino ( Soria ).
Recreación de las murallas en Numancia de la actualidad.