Su valor inicial equivalía a diez ases, de ahí su nombre y su símbolo X.
A principios del siglo I se estableció al denario como una veinticincoava parte de un áureo.
[4] Un ejemplo de la débil estructura monetaria durante la República romana son las diferentes devaluaciones posteriores al año 200 a. C., en el caso del denario muchos comenzaron a acuñarse por debajo del peso legal establecido el cual era de 1:72 libras.
Mucho más tarde irán desapareciendo, en sucesivas emisiones, las divinidades para dar lugar a figuras muy variadas según el capricho del magistrado que dirigía la acuñación y que consistían en representaciones de antiguos personajes, recuerdos de familia, emblemas o símbolos y, después, hazañas o empresas del magistrado respectivo.
Además el denario es un semicultismo ya que no evoluciona solamente se adapta en este caso al castellano.