Su creación fue promovida por el cónsul Marco Vipsanio Agripa y, según una fecha inscrita en el propio teatro, su inauguración se produjo hacia los años 16-15 a. C. «Príncipe entre los monumentos emeritenses», como lo denominó el arquitecto José Menéndez-Pidal,[1] el teatro es Patrimonio de la Humanidad desde 1993 como parte del conjunto arqueológico de Mérida.
El teatro fue abandonado en el siglo IV d. C. tras la oficialización en el Imperio romano de la religión cristiana, que consideraba inmorales las representaciones teatrales.
Demolido parcialmente y cubierto de tierra, durante siglos la única parte visible del edificio fueron las gradas superiores, bautizadas por los emeritenses como «Las Siete Sillas».
[3] Debido en gran medida a la implantación oficial del cristianismo en el siglo IV, religión que consideraba inmorales las representaciones teatrales, el edificio dejó de utilizarse y fue abandonado.
La parte inferior, en la que se situaban las clases sociales más acomodadas, tiene veintitrés filas de asientos y se subdivide en cinco sectores radiales (cunei) delimitados por escaleras y, a nivel horizontal, por un corredor (praecintio) que lo separa de las graderías superiores.
Seis vomitorios en su parte superior dan acceso a un corredor semicircular cubierto por una bóveda anular que facilita la entrada y salida por dos puertas en sendos extremos.
[9] En la base de esta ima cavea se dispuso una capillita (sacrarium) destinada a las ceremonias del culto imperial.
El acceso a los mismos se realizaba por una escalinata común en contacto con el exterior, aunque de estos vomitorios tan solo quedan sus huecos sin bóvedas, que dividen las gradas superiores en siete tramos, conocidos popularmente como Las siete sillas y que durante siglos fueron la única parte visible del conjunto teatral.
[9] En total, en el exterior trece puertas facilitaban el acceso y evacuación de los asistentes al teatro.
Sobre estas dos puertas se dispusieron inscripciones alusivas a Agripa, realizadas con apliques de bronce ya desaparecidos, como queda patente en los orificios que las sujetaban.
Las puertas de los parodoi que dan a la orchestra son adinteladas y también lucen inscripciones referentes a Agripa: «Marco Agripa, hijo de Lucio, cónsul por tercera vez y ejerciendo la potestad tribunicia por tercera vez».
En este mismo sentido, algunas piedras con agujeros junto a la puerta central de la escena se interpretan como cajas donde se introducirían los periatti, prismas triangulares que evolucionaban con diferentes decorados según la naturaleza de la representación: tragedia, comedia o sátira.
En el entrante central, que es semicircular, se abre la puerta principal, valva regia, por donde hacían presencia los primeros actores.
Sus protagonistas, Ceres, Plutón, Proserpina y Júpiter, han sido identificados en una estatuaria de gran calidad técnica.