Circo romano de Mérida

Además es uno de los pocos circos romanos que todavía hoy pueden contemplarse en toda su planta.

El edificio aprovecha en parte una suave pendiente del terreno y el fácil acceso que le proporciona la cercana calzada que salía de la ciudad en dirección a Corduba y Toletum.

En esta inscripción además se aclara que se llenó de agua, quizá para celebrar los simulacros de combates navales llamados naumaquias, cuestión que no creen posible muchos investigadores.

[2]​ No se conoce la época exacta hasta la que se utilizó el circo de Augusta Emérita, quizá hasta el siglo VI d. C., época en que se fecha el fallecimiento del auriga Sabiniano según su lápida sepulcral en la basílica de Casa Herrera.

La fachada se hallaba en su extremo oeste, el menos curvo, y en su momento estuvo recubierta de granito y realzada con una decoración a base de pilastras adosadas del mismo material.

A ambos lados de esta puerta se distribuían las carceres, las cocheras de los carros, que en este circo eran doce, seis a cada lado, y que estaban separadas por pilares cuadrangulares.

La espina del circo emeritense.