Anfiteatro de Mérida

Este edificio estaba destinado a las luchas entre gladiadores, entre fieras o entre hombres y fieras, las denominadas venatio, que junto a las carreras en el circo fueron las preferidas por el pueblo romano.

[3]​ Tras su abandono, ligado a la oficialización del cristianismo en el siglo IV d. C., parte de su estructura se fue ocultando bajo tierra y la que quedó descubierta, sobre todo la summa cavea, sufrió el expolio de materiales para otras obras.

Las excavaciones a partir de 1919 subsanaron el error y le devolvieron su verdadera identidad.

[4]​ Como en casi todos los edificios romanos de este tipo, sus gradas se dividen en tres sectores: ima, media y summa cavea —inferior, media y superior—.

De la superior no quedan apenas restos y en la ima cavea se pueden observar las restauraciones que efectuó José Menéndez Pidal a mediados del siglo XX.

Está separada de la cávea por un alto podio para proteger al público.

Restos de las gradas del anfiteatro.
Fresco que describe una venatio , hallado en el anfiteatro y hoy expuesto en el cercano Museo Nacional de Arte Romano .
Acceso principal al anfiteatro romano de Mérida.