Toponimia de España

El estudio de la toponimia española ha sido generalmente escaso, aunque casi siempre manejando correctamente la documentación antigua, las leyes lingüísticas y los contextos históricos.[cita requerida] Hay que tener presente que la evolución de las palabras está sometida a unas leyes fonéticas peculiares y características de cada lengua, las cuales, sin embargo, son a veces interferidas por la acción de diversos factores (cultismo, cruces, substrato, etimología popular, etc.), que hacen necesario reconstruir en lo posible la historia del topónimo, reuniendo la mayor cantidad posible de sus variantes ortográficas en los documentos medievales, sin olvidar que con frecuencia los escribas los han deformado por latinización arbitraria, por castellanización sistemática o por catalanización, galleguización, etc., cuando no por etimología popular.[cita requerida] La gran mayoría de topónimos cuyo origen se conoce son descriptivos, es decir, identifican el lugar de acuerdo con algunas características que tiene, tuvo o se le asignaron.Según su origen semántico, existen diversos tipos de topónimos: El poblamiento en España tiene una gran antigüedad.Los topónimos prerromanos son aquellos que existían antes del inicio de la romanización posterior, muchas veces latinizándose.Estos provienen tanto de los pueblos considerados «autóctonos» (íberos, tartesios, celtíberos, vascones, etc.) como colonizadores (fenicios, cartaginenses y griegos, principalmente).Así ocurre con el sufijo -esa, que aparece en Oropesa, Carpesa, Montesa, Puebla-Tornesa, etc.[1]​ Destacan también el sufijo -astro, como en Macastre; y el sufijo -uba en Yátova, Gátova, Énova, etc.[1]​ Otros topónimos prerromanos que no pueden clasificarse tan fácilmente son Arévalo, Arganza, Badalona (relacionada con la Βαιτουλῶν [Baitoulōn] citada por Ptolomeo), Bárcena, Caravaca, Játiva (< val.Saiti), Salamanca, Soria, Tormes o Turia (relacionada con el estrato precéltico tur-, formante de hidronímicos que está presente también en Turdetania y Tartesos).Los topónimos prerromanos «coloniales» son básicamente de origen fenicio o griego.(𐤂𐤃𐤓(𐤀, (ʾ)gdr, «castillo, fortaleza, recinto murado»)[5]​ o Cartagena (< ár.Rhodus < griego Ῥόδη / Ῥόδος, ródē / ródos, «¿Rodas?, ¿rosa?»)[10]​ y quizás Alicante (val.Hay un número relativamente alto de lugares que mantienen su nombre latino, en bastantes casos modificado por el árabe, aunque se debe notar que el topónimo latino se basa en muchos casos al menos parcialmente en otros topónimos anteriores.Algunos ejemplos son Catadau (< Cat Daur, «propiedad de Daur»),[16]​ Castrojeriz (antropónimo germánico precedido del apelativo «castro»), Lubián, Mondariz, Rezmondo, Ricla, Villabermudo o Wamba (nombre germánico en referencia al rey visigodo Wamba).[cita requerida] A principios del siglo VIII se inicia la conquista musulmana de la península ibérica.El nuevo territorio, denominado al-Ándalus en su conjunto, perduró durante unos ocho siglos aunque con extensión cada vez menor, dominando gran parte la toponimia medieval española.Además, dado que la presencia musulmana intensifica el entramado urbano y, en general, densifica la población, se crea una gran cantidad de nuevos topónimos que en su mayoría han llegado hasta la actualidad.[3]​ Algunos de los topónimos son simples apelativos que suelen ir precedidos del artículo determinado أل (al-), muchas veces asimilado a la consonante siguiente (as-, az-, an-, ar-, etc.): Albacete (< ar.أبو قصير Abū Qaṣīr, «Padre de Qasir») o Albuixech (< ar.أبو إسحاق Abū Isḥāq, «Padre de Isaac»),[23]​ Ejemplos del segundo son Benejama (< ar.بني الشحمي banī aŝ-Ŝaḩmī, «Hijos de las tierras fértiles»);[24]​ Benijófar (< ar.بني مسلم banī Muslim, «Hijos del musulmán») o Redován (< ar.[1]​ Las islas Canarias estuvieron pobladas principalmente por los pueblos bereberes denominados guanches hasta la conquista castellana que se desarrolló a partir del siglo XV.Sin embargo, existen otros topónimos que se han desarrollado posteriormente, algunos incluso en fechas recientes, y tienen por tanto origen en las lenguas habladas en España.[31]​ Existen también en este periodo, al igual que en etapas anteriores, topónimos derivados de patronímicos, como Los Montesinos, Torre de Embesora (Torre d'en Besora), Sierra Engarcerán (Serra d'en Garceran) o Emperador.
Castillo menor de Játiva , lugar donde se asentó la ciudad íbera de Saiti . [ 4 ]
Teatro romano de Augusta Emerita .
La Alhambra debe su nombre al tono rojizo de sus muros.
Castillo de Ayub, origen del topónimo de Calatayud ( qalaʿat u ʾAyūb ).
El volcán del Teide dio origen también al propio topónimo de Tenerife .