Los romanos, posteriormente, al conquistarla, añadieron en el otro punto elevado que presentaba la montaña una segunda fortaleza que se comunicaba con la anterior (Castillo Mayor).
Ambas fueron reformadas por los árabes, que además ensancharon la muralla, hasta hacerla coincidir prácticamente con la actualmente conocida.
Por un lado, el que da a Bixquert, es decir, en el interior montañoso de Valencia, desde donde era difícil que viniera un ataque, los dos castillos de Játiva estaban protegidos por los acantilados de la sierra Vernisa, mientras que por el otro, los atacantes debían superar el juego de murallas: en primer lugar una muralla principal que protegía toda la ciudad, y en segundo lugar varias murallas secundarias.
De hecho aún se conserva una torre en el castillo conocida como «Garita Basset».
Ya en el siglo XX, el castillo pasa a manos de Gregorio Molina, que había hecho fortuna con la fabricación de papel, industria tradicional en Játiva.
Más tarde, el castillo fue adquirido por la Caja de Ahorros Valencia (actual Fundación Bancaja) y esta se la vendió a la Generalidad.